“No es nada malo relacionarse con las autoridades, lo malo es que podrían originarse venganzas por parte de los afectados y lastimar a personas sanas”, dijo.

En su caso, sostuvo, en calidad de transportista se vio obligado a no acceder a flete alguno durante las noches desde comunidades como Pepa de Huso o La Sequita hacia Picoazá, Manta, Jaramijó o Portoviejo, ya que desde el año 2000 al 2010 se volvió normal encontrarse con procedimientos policiales en algún tramo de la vía.

MODA. Carlos T. dijo que no solo fue a partir del año 2010 en que se dio la aparición de cuerpos, ya que antes de ese año se localizaron una serie de muertos, que por lo general eran acribillados debido a lo solitario del lugar.

Según el comerciante, la espesa vegetación y las guardarrayas, que son muchas, convirtieron el lugar en el idóneo para el ajuste de cuentas.

“En cierta ocasión, a cuarenta metros de la casa, dejaron a tres sujetos acribillados. Nadie en mi casa escuchó disparo alguno”, declaró.

DE TODO. Luis López, exagente de la Unidad de Criminalística de Manabí de la Policía Nacional, dijo que en tres años de servicio participó en por lo menos 20 procedimientos en las canteras de Picoazá y sus alrededores.

“Era frecuente que dejaran cadáveres en ese sector de la provincia”, indicó. Entre los levantamientos más sonados y que aún recuerda está el “Negro Jakson”, “Loco Yoffre”, y de un policía joven que fue bajado de su camioneta y baleado cuando se dirigía a Portoviejo.

Se dieron situaciones indescriptibles. Cierta vez apareció el chofer de una volqueta sepultado con arena y con un pico clavado en la cabeza. 

El exagente del orden precisa que lo mismo sucedió con la vía Colón-Quimís y El Sandial de Jipijapa, donde fueron abandonados los cuerpos sin vida de muchas personas.

“Curiosamente muchos desaparecidos de Manta fueron encontrados en la Colón-Quimís”, declaró López.