Ya hay estudios que señalan que el tiempo que las personas emplean en revisar y contestar los mensajes está perjudicando al cumplimiento de las planificaciones y por consiguiente a la consecución de los logros. 

Esto implica que debemos en especial en nuestros espacios de trabajo implementar herramientas más eficaces para una mejor operatividad. 

Para contrarrestar esto las empresas privadas y las públicas han adoptado sistemas operativos, que permiten dar a las computadoras y celulares un uso destinado al trabajo, logrando con esto generar redes de trabajo y equipos más consolidados.

Aparentemente se los puede ver como medios de control, pero en realidad son formas de volver el trabajo más dinámico y eficaz y permite la interconectividad.

Se vuelve realidad aquello de que el conocimiento es de todos, de la horizontalidad (esa que permite perder la verticalidad en la línea de mando), de cada uno es importante en su lugar de trabajo asignado; se da paso a contribuir con los demás miembros del equipo, permite la rotación y además empoderarse de los procesos institucionales.

El celular se convierte así en un medio de verificación de las tareas asignadas, en una ventana de tu espacio laboral, y no en un aparato de interferencia. 

Ahora bien, pensemos en esa otra gran área, la educación. Los docentes prohíben el celular en las clases, por los distractores que generan, por los trabajos y evaluaciones en red.

No atienden ni participan en la clase; por eso, en cuanto llegan al aula, los obligan a que los apaguen, a colocarlos sobre su escritorio.

Y han llegado hasta quitarles si suenan o los ven usándolos, a regalarles medio punto o un punto si los tienen apagados, a permitirles cada 20 minutos revisar sus mensajes para de esa forma contrarrestar el nerviosismo (por la dependencia que su uso genera). 

Ahora hay formas para usar el celular en clases, que unido a las pantallas interactivas se vuelven en los mejores medios de trabajo. 

¿Dónde está la dificultad? Que muchos de los docentes pasaron la barrera de 55 años, y se les ha vuelto muy difícil el uso de estos medios modernos y sus clases con estas nuevas generaciones son calificadas como aburridas y dan paso a una serie de problemas en el aula.