Su nombre siempre fue antecedido por un “don”, propio de hidalgos; por eso, conforme a los protocolos y a los designios, le nombramos: Don Pedro Eduardo Zambrano Izaguirre, un prohombre de Manabí y la patria.  

Y en la fraternidad del discipulado leal e invicto, le llamamos: Don Pedro. Maestro, guía, patrono y amigo. Don Pedro nació en Portoviejo el 7 de enero de 1939. Sus padres, don Pedro Zambrano Barcia y doña Zoila Victoria Izaguirre, fueron su imperecedera motivación. 

Realizó sus estudios primarios en las escuelas Tiburcio Macías y Cristo Rey; y los secundarios, en el colegio nacional Olmedo de Portoviejo. 

Su formación superior fue en la Universidad de Guayaquil, Kent State University de Ohio Estados Unidos. Periodista profesional, piloto privado, empresario, repúblico.

Su vocación periodística se manifestó desde muy joven, al suceder a su padre en la administración del Diario Manabita, mantuvo los valores fundacionales de la empresa e innovó en los campos de la administración, las TIC y  la impresión. 

Fue presidente de Ediasa, canal 9 TV, de las entidades gremiales de la comunicación más importantes de Manabí y del Ecuador. 

Don Pedro fue un emprendedor laborioso y exitoso en turismo, seguros, transporte; también un voluntario diligente del Club Rotario de Portoviejo, Cruz Roja Ecuatoriana, Solca y entidades sociales, culturales y deportivas. 

La función pública fue para él un apostolado de servicio público: Concejal de Portoviejo, 1960; Presidente de la C.R.M. ,1969; Alcalde de Portoviejo, 1972; Ministro de Información y Turismo, 1992.

Reconocido como un talentoso promotor del desarrollo de Manabí, recibió homenajes, condecoraciones y testimonios de gratitud de varias instituciones de la provincia: Consejo Provincial, Cámara de Comercio de Portoviejo, Casa de la Cultura, Federación Provincial de Periodistas, Colegio de Periodistas, Concejo de Portoviejo y Confederación Nacional de Periodistas. 

A nivel nacional e internacional tuvo varias distinciones por su aporte a la comunicación y el desarrollo humano de los ecuatorianos.

Don Pedro inspira a todos quienes fuimos sus discípulos, pero también nos seguirá  comprometiendo en mantener en alto su nombre, el que se proyectó por siempre cuando, un 21 de diciembre de 1992, dio él - y sus acompañantes - el paso al ignoto celestial.