Su hijo, Carlos Rodríguez Delgado, fue acribillado de diez balazos en el barrio Santa Martha cuando estaba dentro de un vehículo blanco. La muerte del hombre, de 23 años, se produjo ayer a las 13h45 en la calle 5 y avenida 37. Todos los balazos fueron dirigidos a la cabeza. 

Delgado manifestó que el atentado se produjo cuando su hijo había llegado a su hogar, porque tenían previsto salir a comer al centro de Manta. Ella estaba en el cuarto conversando con una nuera mientras su hijo limpiaba por dentro el carro. 

En ese momento aparecieron dos hombres en un vehículo, sacaron un arma de fuego y le descargaron una ráfaga de disparos. 

Y cuando ella salió a ver lo que pasaba se percató de que su hijo había sido disparado, pero como aún tenía vida, lo tomó en sus brazos, luego pidió ayuda a los vecinos para trasladarlo en un vehículo al hospital Rafael Rodríguez.

Los médicos revisaron al herido y en ese momento confirmaron que su corazón había dejado de latir. Luego uno de los doctores le dijo a Blanca Delgado que su hijo había muerto y ella explotó de rabia. Lloraba, gritaba y buscaba consuelo en sus familiares. 

Él era conocido como “Jeiker”, criaba gallos de pelea y comercializaba pescado.

Su madre contó que recién había salido de la cárcel tras pagar una condena de dos años por el robo de 6 mil dólares. Y como la libertad era condicional, se estaba presentando de forma periódica en la Policía.

Delgado dijo a los agentes que era la décima vez que atentaban contra la vida de su hijo. 

En una ocasión le disparon en las piernas y tuvo que usar silla de ruedas por varios meses, porque no podía caminar. 

En otro atentado estuvo a punto de morir, pero en una clínica le salvaron la vida.

La mujer manifestó públicamente que había sido amenazada de muerte por ser testigo del crimen de Miguel Moreira, alias “Comehelados”, quien recibió 39 balazos el 8 de diciembre del 2016 en el barrio Santa Martha. 

El hombre fue acribillado cuando estaba sentado en el portal de su hogar. 

“Como yo sabía quiénes eran los criminales me amenazaron de muerte. Una vez me dijeron que si hablaba iban a matar a mi hijo en un atentado donde ni el gato de mi casa iba a quedar vivo”, mencionó.

Por eso ubicó varias cámaras de seguridad alrededor de  su casa, porque temía que mataran a su hijo. “Ahora me han arrancado el alma. Me robaron la vida de mi hijo”, expresó.

Blanca también sospecha que el crimen de su hijo está ligado al robo de los 6 mil dólares. 

“Yo no iba a solapar que mi hijo fuera delincuente y hace dos años lo entregué  a la Policía para que sea sancionado por ese delito”, indicó. 

Ella responsabiliza a varios hombres por el asesinato.

 

Carro quemado. El vehículo en el que andaban los criminales fue hallado abandonado en el barrio San Pedro. 

La Policía informó que los asesinos le prendieron fuego en la avenida 223, entre calles 309 y 310. 

Luego escaparon  en otro carro, estiman.

El coronel Víctor Zárate, jefe de la Policía de Manta, confirmó que el vehículo quedó totalmente calcinado. La intención de los sicarios era no dejar rastros del asesinato.

“La madre del fallecido nos ha aportado mucha información y estamos en proceso para dar con los criminales”, señaló.

Pese a que la madre de la víctima reconoció que la muerte se dio por una posible venganza, Zárate dijo que no puede determinar que el crimen se produjo por ajuste de cuentas o problemas entre bandas delictivas. 

“Todo está en proceso de investigación” añadió. Este es el segundo crimen que se registra en Manta en este año. 

El primero fue Yandri Litardo García, quien murió tras recibir tres puñaladas en la espalda. 

El año pasado hubo 27 muertes violentas en Manta, Montecristi y Jaramijó. En ninguno de los crímenes hay detenidos.