El tiene una discapacidad del 70%. Con los depósitos logra ganarse unos cuantos dólares para sobrevivir.

Comentó que desde joven fue un apasionado por la pesca artesanal y que junto a sus familiares acostumbraba acudir a río de Oro y río Pacho, del cantón Flavio Alfaro, a pescar casi a diario y a capturar especies como vante, guanchiche, sabaleta, camarón, sábalo, entre otras que aún hay en los afluentes de su tierra.

Recordó que una tarde soleada fue con uno de sus hermanos a pescar utilizando una especie de dinamita de agua, la cual utilizaban de vez en cuando en las pozas.

Antonio dijo que cuando prendió la dinamita y la iba a lanzar, ésta explotó y no supo más.

Despertó después de varias horas con la noticia de que ya no tenía su mano izquierda, y en su mano derecha apenas habían quedado parte de cuatro dedos. 

Dijo que luego del suceso sus familiares lo llevaron a su casa y en la noche hasta el hospital de Chone, y posteriormente fue transferido a un hospital de Quito, donde estuvo hospitalizado. 

Luego de dos meses le dieron el alta, pero no volvió a ser el mismo.

Afirmó que antes de aquel accidente se dedicaba a labores agrícolas, trabajaba con el ganado y pescaba casi a diario.

Tras la tragedia todo eso se acabó, y solo gracias al apoyo familiar de sus hijos y padres salió adelante. 

Ahora “Antuco” reside en la calle Bolívar y Juan Montalvo, de Chone.

Asegura tener muchos amigos en su barrio, con los cuales bromea hasta más no poder, pero nadie se burla de su discapacidad, al contrario, lo respetan mucho por su tenacidad.