El sismo fue sentido en todos los cantones de Manabí y otras provincias.

Darwin Roldán se llevó el susto más grande de su vida. Se encontraba a más de 30 metros de altura pintando el interior de la cupulina  de una de las torres de la Catedral de Portoviejo, cuando la tierra empezó a temblar. “Sentí desesperación por bajarme, pero traté de llegar al andamio hasta bajar”, dijo Roldán, que a pesar de que no le pasaba el susto, volvió a subir a la torre después del mediodía.

Quienes laboran en el centro de Portoviejo evacuaron los edificios y salieron a las calles.

Se lanza. El temor también se apoderó de Darwin Figueroa, quien se lanzó de las escaleras entre el primer y segundo piso de uno de los bloques del complejo de la Universidad Estatal del Sur de Manabí, en Jipijapa.

Figueroa confesó que lo hizo porque no podía bajar las escaleras debido a la cantidad de estudiantes que luchaban por salir del edificio de tres pisos.

El estudiante fue atendido por miembros del Cuerpo de Bomberos, quienes lo trasladaron hasta el hospital de Jipijapa donde le diagnosticaron esguince en sus dos tobillos, pero luego fue dado de alta, por lo que regresó a su casa en  Manta.

Clases. A pesar de que las clases no fueron suspendidas por parte del Ministerio de Educación, los padres de familia acudieron a retirar a sus hijos a las diferentes instituciones educativas en varios  cantones.

En la unidad educativa María Piedad Castillo de Levi, de Paján, los padres llegaron apresurados a retirar a sus hijos tras el susto. 

En Jaramijó la mayor parte de los estudiantes también fueron retirados de los centros de estudios para precautelar su seguridad. Una de las que acudió fue Betty Mero, quien dijo que lo hizo por temor a que se suscitara una réplica.

En El Carmen, Diego López indicó que retiró a su hija del establecimiento donde estudia porque es de tres pisos y le dio miedo. Lo mismo sucedió en Tosagua, Chone, Manta, Santa Ana, Puerto López y demás cantones.

En el colegio Santa Magdalena de la parroquia San Plácido, de Portoviejo, sucedió algo similar. Aquí, varios padres de familia empezaron a llorar por lo ocurrido, lo que fue transmitido a los estudiantes.

La madre Lucy Moreira, rectora de la institución, desmintió la caída de una pared de la institución. Lo que hubo fue la caída de un pedazo de mampostería que unía a dos paredes, pero no llegó a mayores, dijo.

Hasta el lugar llegaron analistas de Riesgo del Municipio de Portoviejo, quienes constataron que no se presentaron daños.

En Olmedo, el sismo también habría provocado que parte del cielo raso de la terraza municipal colapsara, según los bomberos.

En Bolívar, varias personas que estaban en la terminal terrestre indicaron que vivieron el pánico del 16A. “Escuché cuando la gente gritaba temblor y no sabía adónde ir”, comentó Eugenia Sánchez, quien había llegado desde Portoviejo.

Epicentro. El sismólogo Hugo Yepes dijo a El Diario que el sismo ocurrido en Guayaquil no tuvo relación con el terremoto del 16A con epicentro en Pedernales. “Son dos eventos independientes, el sismo de la zona del Golfo (Guayaquil)  es más profundo de lo que sucedió en Manabí”, dijo.

Yepes explicó que el sismo de ayer se trató de una rotura interna de la placa de Nazca en la parte baja del Golfo de Guayaquil, por lo que no se presentarían réplicas, y si ocurren, serán de menor magnitud.

Yepes señaló que los sismos de 4,7 y de 3,5 que se registraron el pasado 10 de noviembre, en Jipijapa y Montecristi, tampoco tuvieron relación con el del 16A ni con el de ayer. “Está pasando año y medio del terremoto y todo vuelve a tener una actividad normal o natural”, manifestó el sismólogo.