Ella es una de los tres habitantes que regresaron a la avenida 108 entre calles 104 y 105, donde tiene su casa.
Recuerda que en esta cuadra habitaban 15 familias, sin contar los negocios y la escuela que eran parte de la actividad diaria.
Mercedes extraña a sus vecinos y el bullicio del lugar. Cuenta que tras el sismo del 16 de abril del 2016, recién retornó a su casa en marzo de este año, ya que debía repararla. “Por casi cinco meses nos tocó vivir solos en esta cuadra”, señala.
Era deprimente asomarse y mirar las calles desiertas y sólo escuchar el sonido de las máquinas haciendo huecos para enterrar la nueva tubería, dice.
A veces se asustaba por la vibración que hacían las máquinas.
En las noches todo era tiniebla porque no había alumbrado en la calle.
Jorge Ávila, quien tiene un taller de aluminio y vidrio, manifiesta que mientras está ocupado se olvida de que está en Tarqui, pero cuando hace un descanso la soledad y el temor de ser asaltado lo acompañan en la avenida 107 y calle 104.
María Luisa Champang, en cambio, no puede volver a su casa. Ella ayer se decepcionó porque los contratistas del soterrado eléctrico le informaron que la avenida 108 no estará lista hasta diciembre. “Yo creía que antes de la Navidad ya podía ocupar mi casa, y cuidarla de los delincuentes”, menciona.
Jhon Vera, dirigente, añade que entre las calles 105 y 102, y avenidas Malecón y 109 no hay más de 30 familias que han vuelto a sus casas. El resto de casas y edificios de departamentos siguen vacíos, lo que es aprovechado por la delincuencia.