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Editorial
¿Quién es la corrupción?

Una de las cosas que he aprendido en la vida es que todo qué tiene implícito un quién, términos simples; si la corrupción es un acto, entonces deben existir personas dentro de esa acción. Y es allí donde entra el quién en la escena.

Viernes 20 Octubre 2017 | 04:00

 

 

En términos jurídicos, toda acción tiene actores, dichos actores tienen responsabilidad dentro del acto que ejecutan. 

¿Creen que tener más leyes, normas, acuerdos, va a eliminar la corrupción o la va a disminuir? Sería imposible hacer leyes concretas y claras para cada acto humano, ¿saben por qué? Porque no podemos automatizar a las personas, es casi como limitarlas; pero sí podemos enseñarles que hay un complemento a la vida en sociedad, una gran enseñanza ancestral que es la base del accionar del ser humano, que se dicta por primera vez en el hogar y se llama Ética y Valores. Mis padres nos inculcaron que la mejor herencia que les podemos dejar a los hijos es la educación; y no solo se referían a la educación formal, también era a la educación en casa.

Una de las cosas que el nacionalismo enseñó por décadas es que los miembros de una sociedad son tan importantes como los actos que ejecutan, ya que cada acción dolosa afecta a la nación, a sus familias, a su moral; mancha su apellido, pone en peligro el futuro de sus hijos.

Antes que me olvide, hay otro asunto con la corrupción, también existe un dónde. Para muchos la corrupción es un acto 100% de ámbito público; pero déjenme decirles que, lamentablemente, también se aplica a ámbitos de carácter privado. Algunas empresas lo llaman “conflicto de intereses”, de hecho así se deja implícito en los manuales corporativos.

En psicología el carácter configura a la personalidad, junto con el temperamento y las aptitudes; viene siendo el conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido durante la vida y que dan cierta particularidad al modo de ser individual. Por lo tanto, el carácter es una combinación de valores, sentimientos y actitudes; en resumen, uno es responsable de su propio carácter.

Todo acto de corrupción lleva dentro personas y estas son responsables por cada acción que realizan. No necesitamos mejorar el qué, necesitamos mejorar los quiénes. Empecemos por enseñarle a nuestros hijos que la corrupción es mucho más que robar: es suplantar, mentir, alterar, obstruir, falsear. Y que vivir en sociedad implica tener al bien común por encima del bien personal.

“He sido un hombre afortunado en la vida: nada me fue fácil” (Sigmund Freud)

 

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