En el tiempo transcurrido, el país y todas sus instancias: sociales,  políticas, de la producción, educación, laboral, institucional, medios de difusión, etc., se hicieron presentes con sugerencias, propuestas y opiniones sobre los cambios que son necesarios y urgentes para reflotar este barco llamado Ecuador, que la “década perdida” dejó semi hundido.

Pero (el infaltable), una gran decepción me ha embargado, posiblemente por haber creído, oh ingenuo que soy, que una de las promesas de Lenín candidato y luego Lenín presidente, sería cumplida de manera abierta, tajante, sin lugar a dudas ni recovecos: poner en consideración de los ecuatorianos la incineración de la Ley Mordaza, o por lo menos eliminar sus artículos persecutorios, discriminatorios y sancionatorios que limitan y coartan las libertades de pensamiento y de expresión pública mediante los medios de comunicación.

Fue así como en cadena nacional, el mandatario hizo conocer al país que de la lluvia de sugerencias recibidas para la consulta popular, escogió siete temas:

1.- Supresión de por vida de los derechos políticos para los funcionarios corruptos.

2.- Cesar los actuales miembros del Consejo de Participación Ciudadana.

3.- Dejar sin efecto la reelección indefinida para funcionarios de elección popular.

4.- Eliminar la Ley de Plusvalía.

5.- Ampliación en 50.000 ha la Zona Intangible del Yasuní.

6.- Restricción de la minería metálica.

7.- Los crímenes sexuales contra niños (as) no prescribirán nunca.

¿A qué le teme Lenín? ¿Por qué omitió agregar el tema de la Ley de Comunicación y sus nefastas consecuencias, ah?

¿De qué sirvió haber cenado en Palacio con lo más representativo de la prensa en donde escuchó con aparente atención las inquietudes de los periodistas, que en ocasiones hemos sido enjuiciados, perseguidos, multados, encarcelados y hasta asesinados (caso Fausto Valdiviezo) por emitir críticas y opiniones durante el correísmo?

Yo espero que haya un pronunciamiento directo del Presidente Moreno, sin paños tibios ni requiebros para saber desde ahora a qué atenernos frente al futuro del desempeño de nuestro oficio.

Creo que una octava pregunta en la Consulta sobre la libertad de expresión, despejará las dudas e inseguridad, que hoy por hoy rondan por las redacciones de la prensa escrita, radial y televisiva del país.