Anunciada por el Gobierno como la inversión más grande en la historia del Ecuador, Pincay imaginó que eso le daría un plus de desarrollo a El Aromo. Por eso y otras razones, dice que retornó a su pueblo.   

Para ese entonces había pasado cuatro años desde que el  presidente Rafael Correa y el de Venezuela, Hugo Chávez, sembraron en el 2008 un árbol como símbolo del inicio del proyecto. 

El futuro de la refinería  se torna gris para Pincay, quien señaló estar preocupada por el anuncio del presidente Lenín Moreno, de abandonar el proyecto si no se consiguen los recursos para terminarlo. 

Si eso ocurre, agregó Pincay, sería la muerte de un sueño que hasta la fecha ilusiona a la comuna. 

Azucena Flores piensa igual; hasta hace poco imaginó a El Aromo con empresas,  negocios,  plazas de trabajo y turistas. Todo eso atraído por el proyecto petrolero. 

La ilusión se ha mantenido firme pese a los casi 10 años que han pasado desde que iniciaron los trabajos, pero ayer ya lo dudaba tras el anuncio de Moreno.

Ahora ella, al igual que otros habitantes, viven una incertidumbre por lo que pasará con la refinería. 

Luis Contreras, en cambio, aseguró estar decepcionado con la noticia, recordando que la inversión en ese proyecto supera los 1.500 millones de dólares. 

Para él, sería perder o derrochar toda esa inversión. Además recalcó que para aplanar el terreno donde se pretendía levantar la refinería se cortaron miles de árboles del bosque. 

La inversión. Carlos Pérez, ministro de Hidrocarburos, reveló que se han invertido 1.528 millones de dólares en la Refinería del Pacífico.

“Si es que los inversionistas no quieren invertir en la refinería, descártala completamente Carlos”, le dijo el mandatario al ministro el martes pasado. 

Pérez indicó que no ha habido interés de inversionistas y que por eso se trabaja con el Ministerio de Comercio Exterior en la búsqueda de interesados en invertir en el proyecto. Lídice Larrea, exasambleísta de Manabí, no está muy de acuerdo con la posición del Gobierno. Ella cree que se debe agotar toda búsqueda de financiamiento antes de abandonar la obra. 

“Ya hay demasiada plata invertida (en la refinería), por eso el Gobierno debe agotar todas las instancias antes de tomar una decisión así”, indicó Larrea.

El suelo aplanado para la refineria es, según datos de la propia empresa, 780 hectáreas.