Actualizado hace: 938 días 11 horas 17 minutos
Personaje
Una vida con metales

Cuando era niño veía cómo su abuelo arreglaba los autos y camiones que llegaban a Santa Rosa, provincia de El Oro.

Jueves 20 Julio 2017 | 04:00

Su curiosidad e interés eran motivados por sus padres y tíos, quienes le regalaban herramientas para que practicara cómo apretar las tuercas de sus juguetes.

Cuando llegó su adolescencia lo tenía claro: quería ser mecánico y trabajar con metales, dice Galo Paredes Ollague, quien actualmente tiene 76 años, reseña una publicación de  diario El Universo.
Al culminar sus estudios secundarios, decidió trabajar y aprender de forma correcta el oficio, luego de un tiempo quiso independizarse y con sus ahorros logró comprar un terreno donde levantó su taller. “Mis padres eran muy pobres, pero logré comprar un pedazo de tierra hace 48 años”, indica.
El ingenio de este artesano del acero no solo se limita a la mecánica. “Yo inventaba cosas desde pequeño. A mi tía le gustaban las uvas importadas y esas venían en cajas de metal, ella me las regalaba y yo las transformaba en repisas con pequeñas piezas que encontraba”, dice.
Ahora hace de todo, construye piñones para volquetas o camiones, licuadoras industriales, molinos para elaborar masa de banano, mesas para levantar pesos, decoraciones en metal, y ayuda a los chicos con sus trabajos del colegio, según El Universo.
Lo conocen. Daniel Espinoza, de 24 años, conoce a Paredes y afirma que toda su familia siempre trabaja con él debido a su profesionalismo. “Don Galo ha ayudado a mi abuelo, a mi papá y a mí, es decir, a tres generaciones de mi familia. Actualmente me ayudó a fabricar una máquina para extraer la fibra del raquis (tallo que sostiene el fruto de la planta de banano) y ponerla en el hormigón, sus consejos fueron fundamentales”, explica. 
Con eso logró ser finalista en un concurso internacional ambiental.
Paredes asegura que el negocio, aunque le permite vivir de manera tranquila, ha empeorado con el tiempo. “Tuve once trabajadores, ahora solo tengo dos; la entrada de aparatos chinos nos quitó mercado”, asegura.
“Don Pachón”, como le dicen de cariño, nació por “accidente” en Ambato, Tungurahua, pero siempre ha vivido en El Oro. “Mi mamá se fue de vacaciones a ese punto de la Sierra en 1941, pero se desató la guerra (con Perú) y por el susto me parió allá”, manifiesta.
Sobre el nombre que le pusieron sus amigos, señala que así se llama un gusano que tiene pelos en todo el cuerpo y quien lo toca se enferma, así le decían también a su padre, “porque a cada mujer que tocaba le daba fiebre, entonces lo heredé; no me molesta, la verdad, de hecho me recuerda con cariño a mi papá”, expresa.
Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias