La justicia sueca había expedido una boleta de captura para que rindiera declaraciones sobre la denuncia que fuera presentada de supuesta agresión a una mujer, acusación que fuera negada de plano por Assange, quien estando en Londres se refugió en la legación ecuatoriana para evitar ser arrestado por la policía de Inglaterra.

Desde ahí se ha prolongado su estadía, que no ha dejado de significar cierta incomodidad para el país que lo acogió en razón de su comportamiento, las posteriores declaraciones y continuidad de su actividad periodística desde la misma embajada. 

Aquello desembocó en implicaciones por las repercusiones en los países afectados por los correos de WikiLeaks.

Y se desconoce cuánto más estará en esta condición, pues a pesar de que Suecia anunció el archivo de la denuncia, la justicia inglesa ha indicado que si el australiano deja la sede diplomática lo apresará. 

En estas circunstancias, Ecuador está sintiendo escozor por la insistencia de su huésped en usar la protección de la embajada para seguir, aparentemente sin control, su papel de investigador.