Este establecimiento de secundaria, fundado en 1887 con el carácter de particular y religioso, fue fiscalizado con el advenimiento de la revolución liberal liderada por ese gran prócer manabita como lo fue el montecristense general Eloy Alfaro Delgado, el que, luego de haber sido cambiado su nombre al de colegio Pedro Carbo, pasó finalmente a llevar el nombre de ese insigne luchador y líder revolucionario, por lo que se lo identificó como colegio nacional Eloy Alfaro.

Por las aulas de este establecimiento, que ha dado prestigio y conocimiento a Bahía de Caráquez, han pasado profesores y rectores que con sus sabias enseñanzas dedicaron parte de su existencia a colaborar con la preparación académica de cientos de miles de alumnos -hombres y mujeres- de distintas regiones del país, principalmente del norte de Manabí, los que con el pasar de los años llegaron a ser excelentes profesionales, funcionarios públicos de alto nivel, tanto en lo nacional como en lo internacional; y, sobre todo, ciudadanos representativos de esa enseñanza aprendida en este prestigioso y centenario colegio.

Lo cierto es que ha circulado en los medios caraquences la intención de destruir las edificaciones que albergan lo que es hoy la Unidad Educativa Eloy Alfaro y trasladar su funcionamiento a una nueva construcción, a llevarse a cabo muy afuera de Bahía de Caráquez,  en el sector del km 6 de la vía a Chone. En su reemplazo se proyectaría ejecutar allí un parque y un complejo deportivo de atracción turística, que incentive el fomento de esta actividad mermada en un alto porcentaje después del terremoto del 16A.

La verdad es -y así lo hemos comentado en nuestras intervenciones semanales- que Bahía de Caráquez es actualmente una ciudad verdaderamente sin copia, por el abandono y desolación de su actual aspecto. Gran parte de su reconstrucción debe estar en su reactivación económica y atrayendo las inversiones públicas y privadas.

Pero esta reconstrucción debe hacerse, en primer lugar dentro de la misma ciudad, cuna de la nacionalidad ecuatoriana, y no afuera, como ya lo hizo indebidamente el IESS.

Como tampoco deberá permitirse la desaparición del centenario colegio Eloy Alfaro, cuya existencia actual será defendida por siempre por los exalfarinos, posesión y lucha que goza del respaldo ciudadano e institucional, entre otros de la municipalidad. Que cualquier campo deportivo sea hecho fuera del sector urbano.

Ahí estaremos todos defendiendo nuestro colegio y rechazando las injusticias.