LA VINCULACIÓN CON EL ASMA. La médico internista Rosa Guadalupe Intriago explica que la asociación de las alergias en general con el asma nace de una realidad “más que clara”.

“Hay que entender que lo que provoca las reacciones alérgicas en la mayoría de la población mundial son el polen, los ácaros, el polvo, que son los agentes que desencadenan síntomas asmáticos. Entonces, cuando las vías respiratorias se ven afectadas, pueden aparecer síntomas asmáticos como tos, respiración sibilante, resuello y dificultad para respirar”, explica Intriago. 

A la par de ello, el médico especialista en salud pública y preventiva Mario Domínguez informa que si se producen alergias constantes a nivel de nariz y garganta, se debe prevenir “y si ya tienes asma, mucho más”, dice. 

“El gran problema de las enfermedades como el asma y las llamadas alergias es que llegan de un momento a otro y la población no hace nada por tomar medidas para que estos cuadros no empeoren”, explica.

 

EL AIRE ACONDICIONADO. En cuanto a las personas que padecen asma, Domínguez recomienda que estos pacientes deben hacerse atender inmediatamente por un médico alergólogo para iniciar un tratamiento que ayude a averiguar si la enfermedad está o no ligada a una alergia.

La misma médico internista Rosa Intriago, por otra parte, revela que entre los desencadenantes que pueden alimentar una crisis asmática también está la exposición al aire frío y seco, proveniente de aparatos de aire acondicionado.

“La inhalación de este aire provoca sequedad en las vías respiratorias y esto lo demuestra el hecho de que las personas que pasan tiempo en oficinas con aire acondicionado siempre tienen la garganta reseca”, indica esta profesional.

INFORMA LA OMS.   Por su parte, la Organización Mundial de la Salud en uno de sus últimos informes señala que en un ataque de asma, el revestimiento de los bronquios se inflama, lo que provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y una disminución del flujo de aire que entra y sale de los pulmones. 

Los síntomas recurrentes causan con frecuencia insomnio, fatiga diurna, una disminución de la actividad y ausentismo escolar y laboral. La tasa de mortalidad del asma es relativamente baja en comparación con otras enfermedades crónicas, no obstante, en el 2015 hubo 383.000 muertes por esta causa.

“A menudo el asma no se diagnostica correctamente ni recibe el tratamiento adecuado, creando así una importante carga para los pacientes y sus familias”, según el organismo de salud mundial.