Actualizado hace: 937 días 18 horas 20 minutos
Arqueología
Captaban agua de la niebla y pozos

Un recurso tan importante como el agua se tuvo en cuenta entre los antiguos habitantes del cerro Jaboncillo, según estudios.

Viernes 26 Mayo 2017 | 04:00

Al respecto, en el libro ‘Tras las huellas de la Ciudad de los Cerros’, de la historiadora académica Tatiana Hidrovo, se explica que “la carencia de ríos permanentes recargados con los deshielos de los Andes, promovió la creación de tecnologías de acopio de agua lluvia y el dominio de las dinámicas de las aguas subterráneas.

Los habitantes de la Ciudad de los Cerros sabían que la bruma se quedaba atrapada en los cerros cercanos, como el Montecristi, Hojas, Jaboncillo, Agua Nueva y Jupe, y que los árboles que se encuentran en la cúspide destilan la humedad, por lo que generaron conocimiento sobre el acopio, conservación y filtrado de agua. En informes geológicos se ha encontrado en los 114 metros de altura una depresión circular elaborada sobre la roca, de unos 3,8 metros de diámetro, y de apenas una profundidad de 1,45 metros, por lo que parece una gran taza que habría sido utilizada para capturar agua de lluvia que se destilaba de las orquídeas o plantas epífitas, llamabas barbas de viejo, en las cuales se quedaba enredada la niebla que cubre el cerro”.
Las técnicas. Asimismo se hace notar que “se ha confirmado que las aguas que bajaban de manera natural por las múltiples quebradas eran aprovechadas, por lo que los barrios se asentaban en los lugares por donde corrían las vertientes que eran desviadas en su proporción por medio de pequeños canales. En el área llamada la zona de la Gran Plaza, aún se puede ver uno de estos canales.
Los pobladores de la gran Ciudad de los Cerros extraían agua especial por medio de pozos que eran cavados a profundidades; en general tenían de tres a cinco metros de profundidad y dos metros de diámetro en la boca, aunque alguno podía ser más profundo. Los pozos eran forrados con piedras labradas obtenidas de las canteras de Jaboncillo para efectos de lograr la circularidad”.
Se explica que “en el caso de la Ciudad de los Cerros, los pozos estaban ubicados generalmente en la parte baja de las estribaciones de Hojas y Jaboncillo, entre los 250 y 100 metros sobre el nivel del mar. Esto llama la atención, puesto que un razonamiento lógico llevaría a pensar que los pozos debían ser ubicados en las alturas para acopiar el agua del bosque tropical húmedo y luego derivarla por gravedad. Sin embargo, su ubicación en la parte baja, en una zona de formación geológica específica, permite concluir que los pozos se nutrían de agua subterránea que existía por la gran humedad de la zona alta y que corría hacia abajo. La calidad de agua obtenida de los pozos era superior y pura debido a que era filtrada, por lo que es posible que sólo la élite obtuviera ese recurso o fuera usado para la elaboración de bebidas”.
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