El reto para el nuevo Gobierno es que esta economía crezca, como señalan varios analistas.

Los primeros años de Rafael Correa en el mandato fueron primordiales para su gestión: la planificación, el alto precio del petróleo y una mayor recaudación tributaria le permitieron apalancar sus programas sociales y sacar a dos millones de personas de la pobreza, según los cálculos del oficialismo, que ha resumido la gestión en dos palabras: “Década ganada”.

Sus críticos, no obstante, la llaman la “década gastada” y le reprochan no haber ahorrado en épocas de bonanza y haberse endeudado en el exterior para afrontar el golpe que sufrió la economía por la bajada del precio del petróleo y de las exportaciones, por la apreciación del dólar, y por los efectos del terremoto del 2016.

Pero Correa asegura que el ahorro no solo se manifiesta en depósitos, sino en inversiones en infraestructura y en ello tiene un amplio catálogo para exhibir: carreteras, hidroeléctricas, puentes, y en lo intangible materialmente menciona poner en orden las instituciones, entre otros.

Félix Casares, economista y director de la empresa investigativa Betamétrica, señala que uno de los aciertos del presidente Correa en estos 10 años fue mejorar la recaudación tributaria.

“Entre el 2000 y el 2006 se habían recaudado 23 mil millones de dólares, frente del 2007 hasta el 2016 que se recaudó 83 mil millones de dólares, entonces la recaudación de gestión fiscal se ha más que duplicado”, expresa.

El economista Francisco Briones, en cambio, no comparte el gasto público. Explica que por ecuatoriano este rubro subió un 135 % durante los primeros 5 años de Correa y 28 % posteriormente.

“De la mano con el aumento de los ingresos, el gasto público se incrementó en gran manera. El Estado gasta más por ecuatoriano que antes, pero así mismo nos cobra más impuestos y se endeuda más que antes”, señala el experto.

Casares también indica que lo rescatable es que bajó la pobreza en aproximadamente 14 puntos entre diciembre del 2007 a diciembre del 2015.

Pero si bien el país ha mejorado en tributación, tiene una mejor infraestructura y cuenta con mayor cobertura en áreas como salud y educación, no deja de ser menos cierto que se ha avanzado poco o nada en la transición hacia una economía pospetrolera, menciona.

Por ejemplo, Casares señala que vender anticipadamente el petróleo a un solo país provocará en el mediano plazo que el nuevo Gobierno no tenga ya a la mano el dinero de esa venta, pero sobre todo que ahora aún no se maneje un plan para que Ecuador ya no dependa del petróleo.

Según datos del Banco Central, el 2013 fue el mejor año para el país por los ingresos petroleros.

A esto se suma el déficit fiscal. Casares indica que el Gobierno pasó en el 2014 de 800 millones de dólares a 7.300 millones de dólares en el 2016.

“El principal problema para el futuro Gobierno sería la sostenibilidad de las finanzas públicas porque, por ejemplo, ahora se paga más en servicio de deuda que lo que se paga por educación y salud”, sostiene.

Queda pendiente para el próximo Gobierno entonces la reestructuración de la deuda, finaliza.