Toda la maquinaria del estado, empleados públicos, vehículos, recursos económicos, medios de comunicación oficiales están destinados a promocionar a su candidato o a desprestigiar al adversario. Todos los principios democráticos, todos los preceptos legales son arrasados descaradamente por esta avalancha gobiernista.
Pero de todas las estrategias la más abyecta es la de la devolución del atún. Un guión elaborado rigurosamente y perfectamente articulado. Como detonante del proceso usaron una grabación anónima que circuló en las redes sociales; 20 personas vinieron a Quito a lanzar latas de atún frente a la sede de CREO y al Banco de Guayaquil; el presidente recorrió algunos cantones de Manabí azuzando, conforme el plan, con arengas a la devolución de atunes y, finalmente, la organización de contramanifestaciones en la visita del candidato opositor a Manabí.
Si, como afirman los imaginativos de la parodia, el reclamo era contra el Banco de Guayaquil, CREO y el director de ese partido, ¿por qué lo hacen en Quito, si la matriz del banco, la sede del partido y el domicilio de su director están en la ciudad de Guayaquil?. ¿Cuál es el verdadero propósito de esta estrategia: enfrentar a los manabitas con los quiteños?, o porque el Presidente, tan competitivo y tan aficionado a coleccionar odios y rencores, desea disolver el contraste entre la formidable respuesta solidaria instantánea de Quito con una decidida asistencia humanitaria, ante el sismo de abril , y la incompetencia y lentitud del Gobierno.
El presidente Rafael Correa señaló el 23 de abril que “las carreteras no se van a arreglar con donaciones de latas de atún” . Es verdad, pero tampoco se arreglarán con gasas, sueros, Ibuprofeno o Paracetamol, así como no se curará a los heridos con asfalto o se alimentará a los niños con agregados pétreos. Tampoco se arreglarán con los 10.000 fusiles AK-47 chinos. Tan necesarios fueron los atunes que el propio ministerio de Inclusión Económica y Social solicitaba entre las donaciones: Atún enlatado.
Todos sabemos que las carreteras serán reconstruidas –si no hay malversación- con los recursos provenientes de: los aportes internacionales, las líneas de crédito de multilaterales y sobre todo la Ley Solidaria que, según el SRI, hasta febrero suman 1.428 millones, de los cuales el incremento del 2% al IVA significa 647 y en el que Quito ha contribuido con el 52,6%.
Por ganar unas elecciones tratar de destruir una relación fraternal entre quiteños y manabitas es sin duda un comportamiento perverso y es mas todavía si se lo hace mediante el intento de desvirtuar una acción humanitaria ejemplar ante la tragedia. Por todo esto consigno mi indignación como quiteño que ama y admira a ese Manabí profundo, en el que he trabajado en muchas ocasiones.
El presidente Correa, en lugar de ir a promover este enfrentamiento debió ir a dar cuentas a Manabí sobre los 2.057 millones, de los que ha dispuesto hasta la fecha para la reconstrucción.