Afirmó que por vía terrestre a lomo de acémilas, los campesinos se tardan más de cinco horas hasta llegar a un puerto improvisado y coger las canoas que los llevan hasta el sitio La Boca de Sánchez, para de allí tomar un vehículo.

Sostiene que la prefectura y el Gobierno Nacional no han cumplido con los campesinos, ya que cuando se construyó la represa ambos prometieron construir vías alternas, pero aquello no ha sucedido, y quienes arriban de Coñaque, Río Vendido, El Páramo, El Aguacate, El Achiote, Solesté, El Espejo, El Retiro, La Pancora, y del resto de las 32 comunidades, viven un infierno para llegar a la ciudad.

“Si una persona se agrava en estos sitios, sin duda morirá porque no resistirá el traslado en hamaca por más de cinco horas”, señaló Suárez.

Byron Vera, otro ciudadano, dijo estar molesto por la falta de interés de quienes gobiernan la provincia. Vera vive en el sitio Coñaque y para llegar hasta donde están los carros tiene que andar a caballo más de cuatro horas, y durante el trayecto ir sorteando puertos (esteros) profundos donde las acémilas no quieren pasar, y meterse a potreros, cacaotales, fincas ajenas, para llegar con menos dificultad.

Respuesta. La viceprefecta, Clara Zambrano explicó que se cumplió con el tiempo de abrir vías veraneras, que Manabí es extenso y la necesidad de estos caminos es grande, por lo que requerirían casi 15.000 kilómetros de vías, de los cuales tienen más de la mitad hechos, pero que en este año cumplirán con la construcción de arterias viales.

Roberto Dávila, coordinador de la Empresa Pública del Agua (EPA) en Manabí, dijo telefónicamente que se firmó en el Municipio de Chone un convenio con las comunidades campesinas de Río Grande, para que ellos se dediquen a ayudar a evacuar los lechuguines, trabajo que se hace conjuntamente con las barcazas que están ubicadas aguas arriba de la represa.