Al momento de escribir este comentario no conozco el resultado de las elecciones. Pero lo que puedo afirmar, sin embargo, es que Manabí gana: ha elegido nueve legisladores para que la representen en la nueva Asamblea. Digo que gana no es porque tenemos nueve legisladores. El número, claro que dice algo, pero eso no es lo principal. Lo básico es que ahora, como pocas veces en su historia, la provincia llega a una elección después de una gran tragedia, el terremoto, que vino precedido de una crisis a la que ahora se agrega el invierno. Y los elegidos, como buenos manabitas que son, no me cabe la menor duda, saben que ante tales circunstancias la provincia los necesita unidos para juntos planificar, sugerir, promover y fiscalizar las obras que la emergencia lo requiere.
No es el momento, entonces, de que cada uno tenga una visión distinta sobre el mismo problema. Por el contrario, hay que unificar criterios para que formando un solo bloque, por y para Manabí, los problemas tomen la senda de la solución. En efecto, así como los cónyuges no discuten sobre la necesidad de matricular a los hijos en la escuela, o de llevarlos a un médico cuando se enferman porque son cosas básicas, del mismo modo, nuestros asambleístas, estoy seguro, no discutirán sobre la urgencia de lo básico para la provincia.
Es que los que ayer elegimos saben las penurias de los tiempos que corren y conocen porque las tragedias las han vivido, nadie se las ha contado, del gran impacto en la población.
Manabí también gana porque los candidatos a presidente están conscientes de que la provincia es la tercera en población del país y requiere un tratamiento especial. Y no sólo por la gran tragedia, sino porque su geografía y su talento humano pueden ser dos de los puntales de la economía en la era post-petrolera.
Nuestros legisladores, entonces, estarán en la primera línea del frente para hacerle conocer al nuevo presidente de la urgencia de concretar sus ofertas para la provincia. Pero, claro, unidos los escuchará de inmediato. Separados, es decir, cada uno por su lado, el nuevo mandatario, incluso con la mejor voluntad que pueda tener, analizará las opciones que cada uno presente y el proceso de toma de decisiones será más lento.
Y Manabí lo que necesita es rapidez. Estoy seguro de que el nuevo Gobierno querrá servir a la provincia, pero la misión de nuestra legislatura es que ese deseo obedezca a un plan que se aplique para que nos lleve otra vez al crecimiento económico de la región.
De manera que unidos, en un solo frente, nuestros legisladores estarán dejando una huella en la historia de la reconstrucción y la provincia, sonriente, los mirará agradecida.
- ¿Qué te pareció la noticia?
- Buena
- Regular
- Mala
