Con mucha complacencia he recibido un meticuloso análisis que sobre esta obra realza el Dr. Alexander Rodríguez M., que me da la oportunidad de recordar, como dice el distinguido comentarista, que debe haber una labor permanente de interacciones humanas para lograr hacer de Chone grande nuevamente, como él dice sin entrar en la literatura de la melancolía, pero sí percibiendo siempre el olor a tierra  mojada, que evoca en este aroma la libertad, la frescura, la felicidad de recordar los hechos diarios e históricos que nos hacen remembrar  a la lluvia, el café molido, el cacao caliente, y si esto va acompañado de fotografías guardadas con mucho celo nos hablan  de que al leer estos fulgores no se vuelve a ser el mismo chonero que recuerda a las mujeres tan bonitas y a los varones siempre altivos, pues los conocimientos que se perciben con la lectura nos colocan en otra dimensión  que debemos luchar por alcanzar  mucho de lo que dicen nuestras tradiciones y los retos por mejores días que no pueden nunca terminar. Es un ambicioso plan social que hay que poner en marcha asegurando que las cosas salgan bien. 

Dice el distinguido comentarista: asumir nuevamente el reto de todo, sin que sea una ilusión, pues el cambio debe llegar, tiene que llegar.  Él toma la obra como una catapulta que debe seguir ayudando a transformar la historia de Chone y Manabí. Sugiere muchas razones para que Chone y nuestra provincia sean declarados como patrimonios de la nación, primero y luego de la humanidad, las razones: la antigua y formidable producción agrícola, todos los vestigios arqueológicos regados en el cantón y la provincia, los lugares símbolos como el Humedal de La Segua, El Cerro de Hojas, las acciones revolucionarias en pos de la democracia llevadas durante tantos años por el adalid Eloy Alfaro Delgado, unidas a todo lo que está vigente y siendo rescatados de nuestros tiempos idos constituyen elementos más que suficientes para reclamar la opción de convertirlo en Patrimonio de la Humanidad ante la Unesco. 

En esta acción todos quienes escribimos, comentamos desde adentro o en la mirada lejana de estudiosos como Alexander Rodríguez, pero siempre cercanos con los antecedentes que nos unen para lograr estos objetivos.