El presidente amenazó con traer de regreso el proyecto de ley de plusvalía y cumplió su amenaza; durante el mes de diciembre la Asamblea “debatirá” el proyecto que para enero estará obedientemente aprobado por la mayoría de APES. Mientras tanto, corre la Navidad y el fin de año y los ecuatorianos, hastiados de la corrupción y discursos cargados de odio, escogemos vivir las fiestas e ignorar a los actores que infligen frustración y desesperanza. 

Hay un elemento que pasa por debajo de la mesa, la reciente resolución de aumentar el encaje bancario del 2 al 5 %. Esto es quitarle a los bancos el dinero para préstamos a los clientes y entregarlo al Banco Central para prestárselo al Gobierno y que este tape los baches del déficit fiscal. 

Con las condiciones económicas actuales el encaje no debería subir, pues la economía necesita usar ese dinero para reactivar a las empresas y evitar el inclemente aumento del desempleo.  El resultado es más dinero de los ecuatorianos a disposición del Gobierno.

El año pasado las protestas llevaron a Correa y alternos a retirar el proyecto de ley de la Asamblea, luego llegó el Papa y sedó temporalmente a la población. Este impuesto, así como el proyecto de ley de herencias, es impopular y no se entiende que en medio de un período electoral Correa le haga ese daño a su heredero, Moreno; a no ser que  la impopularidad del impuesto que salpica a los de Alianza PAIS sea el mal menor en la toma de decisiones.  

¿Será entonces que el Gobierno se ve tan desesperado por liquidez, en su renuencia a reducir el tamaño del Estado -visto que perderían de súbito las elecciones si no contaran con esos votos- que están dispuestos a lidiar con la impopularidad y rechazo de esta medida -estratégicamente planteada en el mes de Navidad, igual que hicieron el año pasado con las “enmiendas” constitucionales-  para poder esconder el verdadero golpe que es la posibilidad de acceder, quizás, a la última fuente de liquidez disponible?

Esta posibilidad, y es eso, una posibilidad, nos lleva a pensar que el Gobierno no sólo tiene serísimos problemas financieros, sino que vive una fricción política interna,  donde prevalece financiar el modelo correista a cualquier costo con tal de mantenerse en el poder. 

No sé si Lenin Moreno esté de acuerdo con la ley de plusvalía, ya nos dijo que no lo está con el anticipo de impuesto a la renta, a lo que Correa contestó que no comamos cuento. Las denuncias de corrupción y el financiamiento público de la vida privada de Moreno han salido del bolsillo de cada uno de nosotros. Voy a hacer caso, no voy a comer cuento. El manejo económico- legal de Alianza PAIS es negativo para los ecuatorianos.