River padece de discapacidad producto de una poliomielitis cuando apenas tenía nueve meses de nacido, lo que lo dejó sin poder caminar ni hablar, cuenta su familia.

“Lo que Dios no se lo dio en extremidades se lo dio en mentalidad”, dice su sobrino Fernando Solís.

Inicios. Es que River fue quien inició a fabricar vehículos hace unos 45 años, en el taller de ebanistería que tenía su padre, quien con machete, serrucho, cincel, clavos y martillo en mano, empezó a darle forma a la madera y en dos semanas elaboró su primer camioneta.  

A sus casi 60 años de edad, River es quien toma las medidas y diseña los carros de madera, mientras que su padre, su cuñado y varios de sus sobrinos, se encargan de cortar y masillar hasta darle la forma idéntica del vehículo deseado por los clientes que llegan de diferentes ciudades del país.

Proceso. Fernando menciona que de a poco los demás miembros de la familia le empezaron a coger amor al arte que inició su tío, pues les ha servido de sustento económico. 

“Tenemos que pedirle ayuda a él, porque es quien sabe las medidas y diseño”, comenta Fernado, quien desde hace cinco años trabaja en el taller ubicado en el sector El Alta, en la vía Jipijapa-Guayaquil.

La fabricación de un vehículo puede tardar desde una semana hasta 20 días, dependiendo el tamaño y el modelo, explica Fernando, mientras les da forma a unos camiones que tienen de pedido. 

Precios. Los autos y las camionetas son los modelos más sencillos que pueden costar 80 dólares, mientras que los camiones están entre los 100 y 150 dólares.

“Lo más complicado son los buses y los tráilers, que cuestan 250 a 300 dólares”, indica Fernando, y agrega que cuentan con un catálogo de unos cien modelos de vehículos para el gusto de cada cliente.