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Bob Dylan
Bob Dylan
Por: Edwin Delgado Armijos

Viernes 28 Octubre 2016 | 04:00

La gastronomía, deportes, pintura, el amor, no necesitan de idiomas para ser disfrutados, entendidos, apreciados. Incluso la música, así no entendamos la letra, dicha combinación de sonidos por medio de instrumentos musicales es algo sublime. La música calienta el alma.

Temas como “No me quitte pas”, de Jacques Brel, francés, un poema hecho canción, es digno de escuchar una y otra vez, la letra, su fuerza interpretativa. 
Contamíname, cantada por Ana Belén, compuesta por Pedro Guerra (contamíname, no con el humo que asfixia el aire, si con tus gracias y con tus bailes / con esos labios que anuncian besos). Forma distinta de contaminar al ser humano. Una invitación a disfrutar de la vida.
Reloj, tema compuesto por Roberto Cantoral con una bella historia del por qué surgió la canción.
Autores como Rubén Blades, con su salsa de contenido social, que retratan lo que sucede es esta América morena, india, mestiza. El último día en la vida de Adán García, el desempleado preocupado y que desesperado actúa mal. 
Vagabundo, de El Gran Combo, donde se pide porque el vástago no pase por lo malo que le tocó vivir al progenitor: “que mi hijo no salga vagabundo”.
La guitarra de Carlos Santana.
En la denominada música latinoamericana, canciones como el Cóndor Pasa, Pesares, Gracias a la Vida, Canción de las simples cosas, El breve espacio en que no estas. 
Todo un arco iris de coplas, acordes, con valor estético y belleza inigualable.  
Rosario de besos, en la voz de Eduardo Brito Mieles, espectacular. 
El premio Nobel de literatura, concedido a Bob Dylan, es un reconocimiento a quienes se dedican al arte en sus diversas manifestaciones: al músico, poeta, pintor, van dejando un legado, una estela a seguir por otros. Construir para destruir, dice en una de sus canciones.
¿Cuánto tienen que volar las balas de cañón antes de caer para siempre?, se pregunta cantando en Flotando en el viento (Blowing in the wind).
Para Bill Wyman, exbajista de los Rolling Stones, su trabajo siempre fue en contra de lo convencional. La academia sueca argumentó: “Es haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción estadounidense”.
La música como herramienta de expresión del descontento social ante situaciones que desdicen la calidad del ser humano.
Forma de sentir y alzar la voz: “si calla el cantor, calla la vida / porque la vida misma es todo un canto”.
No puede morir la alegría. 
Puentes de palabras que unen a la sociedad, en tonadas sensibles. En citas de arpegios, acompasados para el disfrute frugal.   
 
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