No abrirá hasta que sea reconstruida, y para que esto ocurra el párroco, Geovanny Mera, cree que pasarán hasta cinco años. La iglesia sufrió graves daños por el terremoto del 16 de abril. 

Inicialmente se pensó que sería demolida, pero una evaluación particular contratada por la Arquidiócesis de Manabí determinó que se podía reparar. 

El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) aprobó la reconstrucción. Sin embargo, no hay el dinero para iniciar los trabajos. Además, se desconoce la cantidad de recursos que se requieren, porque el informe donde se reveló el desplazamiento de columnas superiores y daños de mampostería de la basílica no estableció el avalúo económico por los daños. 

El párroco tampoco se atreve a dar una cifra. Consideró que se necesita mucho dinero para reconstruirla, pero de igual manera no sabe cómo o de dónde lo conseguirán. 

Lo que sí sabe Mera es que la Arquidiócesis de Manabí está buscando recursos fuera del país. 

Además, agregó, en los próximos días formarán un comité de reconstrucción cuyo objetivo será buscar fondos para reparar la iglesia. El comité estará integrado por habitantes del sector que pedirán apoyo a empresas privadas y autoridades de la ciudad. 

Mera prevé que, si la ayuda se concreta de a poco, la reconstrucción de la iglesia  podría empezar en menos de dos años, pero si el apoyo es bajo, tardarían hasta cinco años máximo. 

DESPUÉS DEL TERREMOTO. En los primeros días después del terremoto la iglesia realizaba misas solo los sábados, cerca a la puerta de ingreso. Esto porque en su interior hay cinta de peligro que prohíbe el acceso. 

En otras ocasiones las eucaristías se desarrollaban en el parque, cuando el sol no era fuerte. Pero hace varias semanas se la cerró de manera oficial por el riesgo que representa. 

Actualmente las misas se realizan a un costado, en una capilla de caña que se levantó de manera provisional para los feligreses.     

CAÍDA DEL AVIÓN. El terremoto no es la primera tragedia que lastima a La Dolorosa, ubicada en el barrio del mismo nombre. Mañana se cumplen 20 años de aquel día en que un avión cayó sobre la basílica y parte del sector, donde murieron 32 personas calcinadas, 30 quedaron heridas y más de 500 casas se destruyeron. 

Mercedes Molina, de 87 años de edad, fue testigo del accidente. Al salir de su casa ella vio todo el barrio “ardiendo en llamas”. 

También vio morir a vecinos y amigos. La mayoría de muertos estaban adentro de la iglesia, ya que a esa hora se realizaba una misa. 

Miyani López vive hoy en una casa de dos plantas donde cayó parte del ala del avión. Según López, en el piso de la planta alta hay una mancha negra que es la marca del incendio que dejó la tragedia. 

Arturo Molina aseguró que fue uno de los damnificados del accidente, pero nunca recibió un solo centavo de indemnización. Afirmó que su caso se repite en otras 360 personas. 

En unos archivos que reposan en la iglesia La Dolorosa sobre la tragedia explican que el 22 de octubre de 1996 “la ruta del avión era Miami-Panamá-Asunción-Lima-Quito-Manta”. 

Los documentos señalan que antes del despegue el avión llenó sus tanques de combustible, por lo que al caer se generó una gran explosión.  

El avión, que transportaba 14 toneladas de flores y pescado, habría sufrido una falla mecánica en la turbina del ala derecha, lo que generó la caída.  

La empresa aseguradora de la compañía Million Air, propietaria del avión, indemnizó a casi 7 mil familias que perdieron bienes y seres. Entre ellos estuvo Marcelino Pinargote, a quien le dieron un millón de dólares y después fue conocido como “El hombre del millón”. Él fue asesinado hace siete años, cuando era pobre.

La iglesia también recibió un millón de dólares y con eso se la reconstruyó. 

La indemnización también llegó para la ciudad, con 4 millones 200 mil dólares. 

En ese entonces, al igual que hoy, el alcalde era Jorge Zambrano, quien en una entrevista a Ecuavisa dijo que el dinero se invirtió en obras de reconstrucción. 

El caso más sorprendente de esta tragedia es la muerte de una niña que hasta la fecha no es reconocida, y cuyo cuerpo reposa en el Cementerio General. 

Por el fallecimiento hay 250 mil dólares de indemnización, pero ningún familiar los ha reclamado. Si hasta el 22 de octubre de 2021 nadie prueba ser familiar de la menor, el dinero lo tomará el Gobierno de los Estados Unidos.