Al primer lugar que llegó fue a una casa de dos plantas colapsada en Tarqui, justo en la zona cero. Ahí estaba atrapada una mujer con su hija de tres años de edad. Párraga logró sacar con vida a la madre, pero cuando regresó por la niña vio que había muerto.

Pero lo peor no fue eso, dijo Párraga. Para él todo lo que pasó esa noche lo marcó, pero lo que quebró su fortaleza fue descubrir a un niño sepultado entre los escombros. Ocurrió en la avenida 113, donde una casa de cuatro pisos se había caído. Párraga fue a rescatar a un anciano que tenía el 80 % del cuerpo atrapado entre los escombros, y cuando empezó a desenterrarlo encontró la mano de un niño que ya estaba muerto. 

El recuerdo triste también es parte de Jhonny Cedeño, bombero. Él trabajó en el rescate de un menor de edad atrapado entre losas del hostal Astoria, en Tarqui. Fue el único que logró, junto con otro equipo de bomberos, rescatar con vida, ya que otros dos niños murieron aplastados. 

Ceremonia. Y justo ese esfuerzo fue lo que reconocieron ayer algunos habitantes de esta parroquia, que se unieron para conformar la Junta de los Vecinos de la Zona Cero de Tarqui. Ellos entregaron reconocimientos a los bomberos de la ciudad, en un acto desarrollado en la zona cero, donde también se recordó el Día del Bombero Ecuatoriano. 

Joselías Sánchez, coordinador del evento, manifestó que los bomberos son los “héroes de Tarqui” porque fueron los primeros que llegaron al rescate de víctimas y los últimos en irse. 

Melany Urdánigo, miembro de la Fundación Plan Internacional, agradeció a los rescatistas por todo el esfuerzo dado por Manta, y agregó que gracias a ese esfuerzo ahora hay muchos niños que sueñan con ser bomberos.   

Sofonías Rezabala, jefe de los bomberos, y quien esa noche del terremoto perdió su casa, recordó que 180 socorristas rescataron a más de 80 personas cuyas vidas estaban casi enterradas.