Los contrarios expresan que es una decisión arbitraria -o por lo menos apresurada- de la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, quien nunca puso en conocimiento del pleno esta intención para que la resolución fuera consensuada.

Las razones de la premiación a la exmandataria se basan en el reconocimiento a su “lucha por la justicia social, la inclusión y la equidad”, que es cuestionada por quienes critican la condecoración, recordando que Cristina está siendo investigada judicialmente por corrupción.

Estimamos que para proceder a esta clase de actividad, que incluye el prestigio del país porque es en su nombre que se la realiza, debe primar una meditada evaluación.

Lamentablemente, en el caso presente Fernández es punto central de acciones judiciales que han sembrado dudas sobre su personalidad, ensombreciendo de alguna manera su prestigio, lo que debió ser tomado en cuenta por la presidenta Rivadeneira antes de su pronunciamiento.

¿Y si la expresidenta es considerada culpable? Al parecer, hay una intención sesgada de cumplir con un respaldo, a través de una premiación a las ejecutorias de la homenajeada, aprovechándose la potestad de la funcionaria legislativa.