Y no solo para unos pocos, como se ha demostrado en los últimos acontecimientos, poniendo de manifiesto el verdadero motivo de un sector importantísimo de la economía de la ciudad, como es el atunero, que al igual que un puerto en plena actividad, manejado por expertos, también generaría muchos empleos impulsando otro polo económico de desarrollo ahora medio muerto y solo por el aumento de las tasas que se aumentarían si una operadora portuaria internacional manejara el puerto.

Una operadora que tiene que invertir para hacer las expansiones, reparaciones, compra de grúas y otros aparejos necesarios para que el puerto opere con eficiencia.

Al parecer los privilegiados han metido la cabeza en la arena y no han querido encontrar otra solución que no sea, una vez más, la de entorpecer el manejo del puerto, por otro que no sea el de siempre: mantener el estatus quo muy conveniente para ellos, causando desigualdad, actividad no ajustada a la política de gobierno como se demostró al pedir la renuncia del ministro Walter Solís, que permite otro alargo para la concesión, lo que hace que el único oferente se retire por falta de seriedad.

Al norte de la ciudad, en la llamada punta de Jaramijó, hay un muelle pesquero privado de los hermanos Paladines, armadores pesqueros que con mucho esfuerzo y trabajo han hecho lo que la asociación de armadores pesqueros mantenses debió hacer para sus necesidades de cabotaje y no aferrarse a lo que debe ser una facilidad portuaria, no solo para los barcos pesqueros, pero más bien para carga y descarga internacional, que aumentará una vez que el atún, camarón, café, cacao, la higuerilla y otros productos agrícolas y productos del mar manabita elaborados y semielaborados, se exporten por el puerto internacional de Manta.

Los expertos, la asociación de armadores y los hermanos Paladines deben decidir si se asocian y expanden esas facilidades portuarias en la punta de Jaramijó o buscan otro lugar en la costa, para construir sus propias facilidades que los independice del puerto.

En la actualidad lo que más hay es dinero barato para la inversión de facilidades de desarrollo económico como la pesquera; y si los privilegiados ponen sus energías y buena voluntad, pronto podrán tener sus propias facilidades y dejar al puerto que tome su justo destino.