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Economía popular.
Hobos y grosellas cosechan clientes en las ventanas

Es común ver las ventanas adornadas con flores. Pero Narcisa Quiroz prefiere tener mangos, grosellas y hobos.

Martes 20 Septiembre 2016 | 04:00

Ella desde hace diez años deleita el paladar a quienes transitan por la calle Francisco Pacheco, entre 9 de Octubre y Pedro Gual. 

Comenta que el negocio de estas frutas le da diariamente hasta cinco dólares de ganancia, invirtiendo poco, asegura.
“Algo para poder sobrevivir”, cita. 
Indica que cada domingo acude al mercado a comprar mangos, grosellas y hobos. 
Luego, con suma delicadeza, los pone a curtir. 
“Primero se las lava de forma cuidadosa. Luego, al agua de bidón le pongo sal. Pero debo cambiar el líquido cada día por higiene. Las grosellas las combino con remolacha, por eso el color rojizo que se ve”, explica.
Sus clientes más comunes son personas del Municipio de Portoviejo que se movilizan hasta el lugar y se llevan porciones de 50 centavos. 
Extranjero. Hay otras personas que se dedican a este negocio y tienen clientes más allá de las fronteras.  
Carmen Florencia Tacuri, quien también vive en la calle Francisco Pacheco, comenta que expende el mango curtido a personas que viajan al exterior. 
Detalla que llegan a comprar tarrinas de mango a precios de tres y cinco dólares. 
“Las embalan y se las llevan consigo en su viaje”, dice. El destino es España y Estados Unidos.
Recalca que desde 1980 comenzó con este negocio y seguirá “hasta que el cuerpo se lo permita”.
“Es bueno, de eso vivo. Es lo que más se vende en mi tienda”, asegura.
En varios sectores estos negocios cosechan oportunidades para amas de casa.
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