El miedo, la angustia, la depresión, trastornos del sueño, cambios de personalidad, son parte del denominado estrés postraumático posterremoto, que fuera mucho más evidente a los días y semanas de ocurrido el evento trágicamente destructor, y que a los cuatro meses se mantienen con sintomatologías que requieren la atención profesional.

Por ello es importante la colaboración que están brindando en Portoviejo, por ejemplo, varios profesionales médicos de Quito integrando un equipo especial que cuenta con el apoyo de la municipalidad de este cantón.

Es que el estado anímico, emocional, psíquico de las gentes sufrió un golpe tremendo con la desgracia que modificó la vida de miles de sobrevivientes, así como de pueblos, cuyas existencias mismas estuvieron amenazadas.

Y es en estas circunstancias en las que se hace obligatoria la presencia y permanencia de grupos técnicos que presten la ayuda especializada necesaria, en las zonas de mayor crisis, a objeto de restablecer la calma y confianza entre los pobladores.