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Iván Lucas Baque
La culpa no es del hormigón

A 4 meses del sismo de Pedernales, con la memoria reciente de la tragedia humana y las cuantiosas pérdidas materiales, es necesario hacer varias reflexiones:

Viernes 26 Agosto 2016 | 04:00

1.- Al estar el Ecuador en el Cinturón de Fuego del Pacífico, es necesario crear una cultura general ante los sismos, que implica desde el comportamiento al momento del evento así como la construcción de estructuras sismorresistentes, que es la piedra angular de todo el problema. 
Con estructuras bien construidas, la gente tendrá confianza en que el peligro es reducido, tal como sucede en Japón y Chile; al no tener confianza, el pánico hará presa y las pérdidas materiales y de vidas ya lo sabemos.
2.-¿Cuán seguras son nuestras construcciones y qué tan real es nuestra cultura sismorresistente? 
Es frecuente escuchar “use la varilla sismorresistente, use el cemento mejor del mundo”, a lo que muchas personas sucumben. Nada más irreal y desorientador.
No existen varillas sismorresistentes, solo cumplen con las normas INEN en cuanto a dureza, ductilidad, al grado del carbono.
En cuanto al cemento corriente que usamos, solo cumple lo dispuesto para categoría I Portland; sismorresistentes son los diseños y adecuados procesos constructivos.
3.- Los maestros constructores son solo empíricos que repiten procesos constructivos, si algo están haciendo mal lo seguirán haciendo sin saberlo y lo que hace bien, igualmente; no tienen idea de que los esfuerzos cortantes son los que castigan las cabezas y pies de columnas.
No tienen idea de lo que es ductilidad, ni idea de lo que es restringir las derivas de piso, ni idea de lo que es un piso débil, peor de irregularidades en planta y altura. 
Sin embargo, la gente, luego del sismo, sigue confiando las construcciones a empíricos y después vienen los lamentos.
4.- Hay casos tan extremos como que en el Miduvi, abogados de profesión tienen entidades técnicas y construyen con el aval de los funcionarios de dicha entidad.  
5.- Profesionales que viven en el pasado y no actualizan conocimientos.
6.- Por último, en los GAD municipales, en el departamento de Planificación donde se aprueban los planos y los permisos de construcción, no tienen a un calculista que revise los planos estructurales; piden un estudio de suelos que solo adorna la carpeta. 
Solo en ciudades como Quito y Guayaquil los planos los revisan calculistas y exigen las memorias de cálculos en software, como Sap 2000 o Etabs, cuando las edificaciones pasan de 3 pisos. 
¿Será que Guayaquil y Quito son otro mundo o aquí no hay gente capaz?
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