El calor y la estrechez de su carpa tienen desesperado a Gregorio Saltos, quien se refugia junto a su familia en el parque Cayambe desde el pasado mes de abril.

En el parque se levanta un complejo de carpas multicolores que acoge a habitantes de la parroquia San Pablo que, al igual que Saltos, perdieron sus casas por el terremoto del 16A.

Saltos menciona que ya no soporta tantos inconvenientes en el lugar. “Hay escándalos, relajos, acusaciones. Estamos calificados como un lugar de zona roja”, señala ansioso.

Fanny Mendoza, también se quiere ir, señala que cien días son suficientes para permanecer en ese espacio pequeño. Sus familiares suman 19 personas y argumenta que las carpas les resultan estrechas. 

En este lugar, ubicado frente al cementerio general de Portoviejo los problemas de convivencia se acrecientan, aseguran varios de sus moradores.

Por ello, las familias se quieren ir y buscan ser beneficiados con el bono de alquiler (135 dólares) y de acogida (150) que les entrega el Ministerio de Inclusión Económica y Social a las familias que dejan los albergues estatales.