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A 100 días del terremoto
Aún hay sectores sin luz y sin raciones

A 100 días del terremoto en algunos sitios, ubicados en la vía San Vicente-San Isidro, la ayuda no ha llegado. En otros lugares el problema es el agua.

Lunes 25 Julio 2016 | 12:45

Días después del terremoto Martha Bazurto tuvo que comerse las gallinas que tenía en el patio y los huevos que guardaba para incubar.

Fueron tiempos difíciles, recuerda. La comida escaseaba y el agua la recogía de la brisa que por esos días cayó en los poblados cercanos a la parroquia San Isidro del  cantón Sucre.
Su casa colapsó. El remezón quebró los palos de madera y desde esa noche, la del 16 de abril, no tiene el servicio eléctrico.
Ahora, 100 días después del terremoto, la situación no ha cambiado.
Martha ha levantado una vivienda de madera en el terreno que un familiar le prestó, la energía aún no llega y la ayuda, asegura, nunca tocó su puerta.
“Recuerdo que unos días después del 16 de abril un militar llegó por acá y dijo que iba a regresar con comida y una carpa, pero eso no pasó, nunca llegó nadie”, expresa.

Martha vive en el kilómetro 43 de la vía San Vicente - San Isidro. Para llegar a su casa hay que recorrer un camino rural durante 15 minutos. En el mismo sitio viven otras cuatro familias. Todas en la misma situación, explica Margarita Farías, otra de las habitantes del lugar. “Mi casa está ubicada por aquí cerca y tenemos el mismo problema, se cayó el baño, la cocina y la sala. Hay muchas familias que tienen sus “finquitas” cerca a la carretera y no han recibido ayuda, incluso seguimos sin servicio eléctrico”,  señaló.

SORPRESA. Tras el terremoto del 16A, unas 7 mil casas se vieron afectadas en la zona rural, de éstas, 4.500 eran viviendas de agricultores, según un reporte del Gobierno Provincial de Manabí.
Fernando Solórzano trabaja haciendo fletes en las comunidades rurales ubicadas en la vía de San Vicente a San Isidro. Él indica que hay unos 50 sitios al borde de la carretera o adentrados en las montañas donde la ayuda llega a “cuentagotas”.
Fernando usa su motocicleta, una Ranger de 1990, para trasladar estudiantes desde lugares como El Palmar, Santa Teresa, Las Mercedes o El Punto. “Hay sitios que tienen luz, otros que no y algunos que nunca la han tenido porque se hallan demasiado lejos”, expresa.

Cesare Vacca es un italiano radicado en el kilómetro 43 de la vía a San Isidro.  Lleva tres años viviendo en el lugar y a pesar de que su casa se ubica a cinco minutos de la carretera no tiene servicio eléctrico.
Él dice que no ha recibido ningún tipo de ayuda después del terremoto. En ese sector en estos 100 días nunca se entregó raciones alimenticias. Tampoco han llegado técnicos a inspeccionar las casas afectadas.
Vacca usa unas 15 lámparas de queroseno en su casa para alumbrarse. Tiene una nevera que usa como repisa donde guarda hierbas en frascos y alimentos empaquetados. En el balcón ha ubicado canastas donde coloca las legumbres para que se conserven con la temperatura fría de la zona, que en ocasiones llega a 22 grados.

José García, administrador de la Unidad de Negocios de Cnel en Manabí, indicó que trabajan en las redes eléctricas del sector.
Sin embargo, hasta ayer Vacca confirmó que aún no contaba con el servicio de energía eléctrica en su sector.

En otra vía, la intersección que lleva de San Isidro a Jama, vive Angélica Córdova.
El día del terremoto su casa cayó y se quedó sin energía eléctrica. Desde entonces usa velas y vive en una covacha que armó con los restos de la misma vivienda. Para recibir ayuda su hijo acude en una moto a la carretera y algunas veces le han dado víveres.
Ella indica que luego del terremoto unas cinco casas cayeron en la zona. Por allá no han llegado las brigadas médicas, las carpas, ni la atención psicológica.
“A muchos nos ha tocado caminar hasta las carreteras principales para obtener ayuda, acá estamos pasando bien difícil luego del terremoto”, señala.

Adolfo Solórzano, presidente del Gobierno parroquial de San Isidro, indica que unas 112 casas en el sitio Pichigua se cayeron y en otras comunidades al menos ocho de cada diez casas resultaron afectadas.
Johan Loor, coordinador zonal de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SGR), menciona que trabajan los fines de semana en la zona rural de Manabí identificando poblados que no han sido atendidos. “La zona centro norte de Manabí ha sido la más afectada. Hemos intervenido con grupos los fines de semana llevando vituallas y carpas. Los problemas han sido identificados en Pedernales, Jama y la zona rural de San Vicente”, indica.
Según el funcionario, en la zona rural de cada diez casas ocho están caídas y son pocos los casos donde el sistema eléctrico no ha sido restablecido. “Tenemos vías trazadas con los jefes políticos y la Gobernación le hace seguimiento. “Trabajamos en estas zonas porque todo mundo se ha concentrado en las zonas urbanas y al ir a las zonas rurales nos encontramos con hacinamiento y viviendas caídas”, expresa.

Javier Santos, gobernador de Manabí, asevera que en los primeros días luego del terremoto la ayuda fue dispersa, luego usaron los UPC, y posteriormente se coordinó con las Fuerzas Armadas. “Podemos decir que cubrimos la totalidad de la zona rural. Llegamos a los poblados con camiones y helicópteros”, expresa. Agrega que han cubierto todo el perímetro de la zona centro norte de Manabí, especialmente en los cantones Pedernales, Bolívar y San Vicente.


EL RELLENO. Aún sin luz y con la esperanza de que haya noticias sobre lo que sucedió en El Relleno, sus moradores dicen que se han olvidado de ellos.
En este lugar el 16 de abril, cuando ocurrió el terremoto, se hundieron unos 700 metros de terreno, por lo que al lugar se lo conoce como “La falla de San Isidro”, parroquia en donde está el sitio El Relleno.
Algunos habitantes cuentan que tienen más de tres meses sin contar con energía eléctrica en sus casas. Una parte del sector ya tiene energía.

María Muñoz, moradora de El Relleno, manifiesta que la vida en el campo sin luz es muy penosa, ya que la falta de energía les genera problemas para poder traer agua desde el pozo y hervirla, como siempre lo han realizado. “Ya se han hecho solicitudes para que se llegue hasta acá. Hay comunidades que ya se les ha restablecido el servicio, pero acá nada aún”, sostiene Muñoz.

CHONE. Según el alcalde de Chone, Deyton Alcívar, luego de las evaluaciones realizadas en el cantón, aún continúan llegando ciudadanos de varios sectores rurales a indicar que no tienen el servicio de energía eléctrica. Dice que habitantes de sectores como Río Grande de la parroquia Santa Rita, Los Bravos Chicos de Boyacá, aún siguen sin el fluido eléctrico debido a que postes y cables se cayeron.


Falta de agua en varios sectores. La falta de agua es otro de los problemas sin solucionar.
En barrios cercanos a la “zona cero” de Tarqui, en Manta, el agua es un problema. En zonas altas donde se abastecía con tanques elevados se repite la historia.
En la zona rural de la provincia también hay casos donde redes de agua entubada y potable se dañaron. Tanques reservorios afectados tienen sin agua a sectores como Sucre. El Guayuso de Sucre es uno de ellos. Allí están sin agua decenas de familias.
El 16A provocó que el agua que llegaba a un tanque de hormigón deje de hacerlo, lo que ha provocado escasez en el sector, donde habitan unas 25 familias y donde antes se abastecían por gravedad. Piden enviar tanqueros.
 

 

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