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Socializar, dialogar, debatir
Socializar, dialogar, debatir
Por: Childerico Cevallos
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Domingo 24 Julio 2016 | 04:00

La construcción de locales donde desarrollen sus actividades los llamados pequeños comerciantes, informales o autónomos, es una tarea pendiente desde hace varias administraciones municipales.

 Se realizaron intentos, pero se acomodaron al interés de cada quien. A la pista de baile saltaron proyectos, programas, ofrecimientos, contorsionándose de acuerdo a la música tocada, sin llegar a una cadencia que muestre un orden adecuado o concreción alguna.

Aquello facilitó el crecimiento de los negocios pequeños, ocupando un mayor espacio público en Portoviejo, especialmente alrededor de lo que era el Centro Comercial Municipal, haciendo su bastión de unas cuantas calles gracias a la inacción del gobierno local.
Ahora, con la concurrencia del terremoto, el sector ha quedado dentro de la vedada zona cero, inexpugnable, con una improvisada línea Maginot franqueada por militares y policías que impiden la entrada de residentes y dueños de edificaciones. Pero no han evitado los robos.
Los comerciantes desesperaron por la pérdida de ubicación y territorio, exigiendo derechos que más bien han sido abusos, invadiendo calles, aceras, obstaculizando el tránsito y causando hacinamientos, lunares que impedían el desarrollo urbano del lugar.
Mas, siendo indudable la participación que tienen en el movimiento comercial-económico de la ciudad, requieren atención a sus necesidades, porque, en realidad, su trabajo es honesto, emprendedor y digno, características que ponderan su presencia en el progreso colectivo.
Aquello obliga a las autoridades a la búsqueda de lugares donde instalarlos definitivamente. Pero las circunstancias que imperan por acción de la tragedia empujan a la precipitación, que es el factor vivo en el desconcierto creado por, precisamente, adelantar supuestos que la realidad se ha encargado de aclarar.
Por eso, lo de la ruidosa expropiación de tres manzanas para construir centros comerciales que alojen a los que –vergonzosamente- solo el terremoto pudo desalojar, sustituyendo aquella autoridad que las administraciones municipales no se atrevieron a ejercer, ha recibido la oposición de quienes serían los perjudicados.
Creen que sus derechos son ignorados y/o subordinados a los de otros, porque no han sido consultados, a pesar que serían despojados de bienes que constituyen su pasado, presente y planificado futuro. Toda su vida.
Y haberles dicho que se haría lo que la consultoría sugiera les resulta inoficioso y hasta hiriente burla, si previamente se anunció que ese era el sector escogido.
Sin embargo la ciudad demanda acción; y con los correctivos lógicos y ciertos, más apegados a la realidad que a la ficción, creo que municipalidad y ciudadanos pueden lograr la fórmula que conducirá a la reconciliación y al proceso inteligente para la reconstrucción de la urbe capitalina.
Socializar, dialogar, debatir.
 
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