Si bien, como es natural, con el tiempo transcurrido las ayudas han bajado en volumen, se conoce que en ciertos lugares que han servido de centro de abastecimiento y acopio, oficiales y particulares, aún existen donaciones que siguen esperando ser distribuidas de acuerdo a lo planificando por los responsables de la repartición.

En cuanto a la baja del interés de la colectividad por colaborar, es comprensible y acorde con las reacciones afectivas y emocionales de las gentes, porque se presume que ya el gobierno debe haber asimilado la emergencia y estar precediendo a la toma del control de las acciones, como efectivamente lo está haciendo, por ejemplo, a través del Comité de Reconstrucción.

Sin embargo, vale que los alimentos, insumos y más pertrechos existentes y que se recibieren, sean igualmente dirigidos a comunidades rurales que aún siguen con precarias atenciones dadas su lejanía o pequeñas poblaciones, pero con necesidades iguales o mayores de sobrevivencia.