Las nuevas generaciones adoptan diferentes formas de vestir, debido a los cambios sociales que ha presentado la etnia, pero en ocasiones especiales como las fiestas y las reuniones prefieren lucir su vestimenta tradicional.

Angie Añapa señala que varios integrantes de la nacionalidad se esfuerzan para que la costumbre de vestir sus prendas tradicionales se mantenga, como un sello que los identifique en cualquier lugar. “Falta promoción para que se la utilice, no solo en los programas sociales sino en todas partes; en el trabajo y el hogar, de esta manera nos daremos a conocer”, dice.

Muchos consideran que esto está en riesgo, porque poco se enseña a los jóvenes sobre su cultura.

Josefa Añapa participa a menudo de los actos que realiza la Asociación de Jóvenes Chachi. Ella conserva el uso de faldas y collares cuando está en las prácticas de danza, además elabora bisutería para adornar su ropa… “Lo importante es la recuperación de nuestras tradiciones como los vestidos que usamos, porque es nuestra identidad”, manifiesta.

Combinación. La vestimenta tradicional de las mujeres es una manta y una falda (llamada pijtajali) que se ciñe a la cintura con un cinturón delgado. También hacen uso de cosméticos y accesorios como: collares, aretes y pulseras de colores. Aplican pintura en rostro, brazos y piernas decorados con figuras geométricas y símbolos.

Los varones utilizan un camisón (juwali) combinado con un pantalón y zapatos o botas de caucho. Para las ocasiones especiales usan sombreros. Las niñas se ponen una manta y los niños llevan la camisa a los 6 u 8 años de edad. “Hay jóvenes que sienten vergüenza, pero estamos encaminados a preservar lo nuestro”, indica Añapa. 

Necesidad. El amarillo y el verde son los colores más representativos. También complementan el rosa, el blanco y varios tonos que se mezclan en las figuras que hay en las faldas. Los chachis quieren rescatar esta costumbre, por lo que piden a las autoridades que se ejecute un proyecto que incentive el uso de la vestimenta con la dotación de telas y material para elaborar bisutería, pues su economía no abastece sus necesidades. El aporte cultural de la etnia sería la mano de obra para elaborar sus productos y salvaguardar esta tradición dentro de la provincia.