José Alejandro es un apasionado de la escultura, y por su afición misma debe cargar con dos cruces: la reparación de imágenes y su apellido.
Su taller es la vez su laboratorio, y por estos días luce poblado de santos de diversas personas o templos religiosos de la provincia y el país.
Sucede que tras el terremoto, los objetos, cuyo estructura es sensible, cayeron y sufrieron afectaciones.