En casas que tienen el frente hacia la calle Pedro Moncayo, pero que en la parte trasera colindan con la ribera del río Portoviejo, se ha visto cómo la tierra se desplazó de a poco hacia el lecho del río, indicaron.
Se calcula que más de una veintena de casas tiene algún tipo de afectación tras el terremoto.
En casa de Margarita Viteri, por ejemplo, el patio trasero ha descendido de su altura normal unos 50 centímetros, hay paredes que se han separado de las columnas y es como si la casa de a poco fuera cediendo hacia atrás.
“Nos da miedo porque justo hacia el río es donde están ubicados los cuartos. Por eso estamos todos durmiendo en la sala por ahora”, dijo visiblemente preocupada la mujer, quien informó que en su casa son seis personas pero han acogido a un familiar, por lo que ahora suman una decena entre adultos y niños que están en riesgo.
INSPECCIÓN. En casas como la de Margarita ya técnicos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) realizaron la inspección técnica y pusieron el sello amarillo.
En el registro de la visita consta que no se pueden ocupar los cuartos posteriores que están más próximos a la tierra que está cediendo hacia la ribera del río.
Vecinos piden a las autoridades alguna obra de protección que les permita frenar el deslizamiento o alguna alternativa para poder vivir con seguridad.
TEMOR. Margarita confiesa que ni siquiera puede dormir por la preocupación que implica estar en una vivienda que cede.
Manifestó que por las noches escucha ruidos en la estructura. “Es como si cediera de a poco, como si se fuera hundiendo más”, expresó con temor la mujer mientras mostraba las paredes agrietadas, las columnas que se han movido de su sitio y que ya no la dejan estar tranquila en la casa que ha sido el hogar de toda su familia.