Han pasado 35 días del terremoto que enlutó al país y desde entonces ha decidido crear un “altar” en el lugar donde murió su amiga y velar.

El reloj marca las 19h00 y como todas las noches, a partir del terremoto, Gary  Cedeño llega a encender cuatro velas en el lugar donde estaba la imprenta Cevallos.

Él cuenta que desde la demolición del inmueble levantó un pequeño altar en homenaje a las víctimas que dejó el movimiento telúrico del pasado 16 de abril.

Cedeño relata que acostumbraba llegar todos los días al lugar a conversar con las empleadas de una farmacia que había en el edificio.

Recuerda que era amigo de María Victoria Chávez, quien falleció producto del colapso de la edificación.

“No lo podía creer, el lugar y mi amiga ya no estaban, el terremoto se los llevó”, manifiesta Cedeño.

Agrega que luego de la tragedia pasar por el lugar era “pesado” y se escuchaban como “pedidos de auxilio”.

“Fue por esa razón que decidí poner velas en este lugar para que las almas no anden penando”, indica Cedeño.

Otra historia. Este escenario se observa en algunas zonas de Portoviejo. Donde estaba la farmacia Imperial se repite la escena. 

Evelyn Sierra es familiar de una de las víctimas que se reportó en este inmueble.

Ella junto a otros familiares llegan a encender dos velas, una por su hermana y otra por su cuñado que fallecieron en el lugar.

Sierra explica que allí los moradores de la zona levantaron un altar, porque se escuchaban “voces” como: “ayuda”.

“Incluso se dice que hasta imágenes de niños se veían en el lugar”, narra Sierra.

Hasta el improvisado altar no solo acude Evelyn sino decenas de personas que llegan a encender una vela o levantar una oración por cada una de las víctimas que dejó el 16A. En Portoviejo murieron 137 personas.