La medida se denomina normas de convivencia, y contempla un horario de visita establecido de 08h00 a 20h00, durante toda la semana; máximo 23h00 todas las familias deben estar en sus carpas, además se prohíbe la presencia de mascotas ni maltrato verbal o físico. Así también deben participar en las actividades que se realizan dentro del campamento.
Antes de pasar los visitantes deben registrarse en la puerta. Esto permitirá saber cuántos entran y salen del albergue.
Katty Moreira, administradora del albergue, manifestó que era necesario la aplicación de un código de conviviencia para que todo se desarrolle de una mejor manera.
La funcionaria agregó que las carpas también están divididas. En la A (compuesta por 16 carpas) se encuentra un grupo de atención prioritaria como adultos mayores y personas con discapacidad; mientras que en las demás, es decir, la B, C y D, está la población en general.
“El código se creó en coordinación con los militares. El objetivo es que las personas se encuentren bien mientras se encuentren aquí”, precisó. Según Moreira, en el albergue existen 80 baterías sanitarias las cuales son aseadas dos veces al día.
Los servicios para menores, como el programa CNH y los CIBV, se mantienen.
Reclamo. Fabricio Rentería, albergado, pidió un mejor trato para los damnificados. En su caso dijo haber recibido alimentos en malas condiciones.
María Vera dijo haber sido tratada con groserías.