Alejandro Cortez y sus dos hermanos trabajaban en laboratorios de larvas de camarón, pero ahora esas instalaciones están fuera de servicio por los daños del sismo. Dijo que desde entonces buscan lo que sea que puedan vender para con ello ganarse el dinero que les sirva para sus alimentos. 

“Nos pagan a 1,10 dólares la libra de cobre pelado. Si tenemos suerte podemos hacer unos 20 dólares como mucho, sino unos diez”, dijo Alejandro, quien dijo que actualmente vive con su familia en un albergue porque la casa que compartía con su madre, hermanos y más familiares quedó seriamente dañada. 

“No tenemos otra alternativa, algo tenemos que buscar”, dijo el joven mientras encontraba cables eléctricos en los restos de una loza derrumbada y llena de hierro.