Actualizado hace: 950 días 15 horas 54 minutos
Tradición
Quieren proteger la toquilla

El reconocimiento que ha ganado con los años el sombrero de paja toquilla incentiva a los artesanos a no dejar morir el arte de tejer.

Sábado 19 Marzo 2016 | 04:00

Sin embargo, el cultivo de la paja toquilla se convierte en una debilidad, por lo que ya el Instituto de Patrimonio Cultural (INPC) firmó un convenio con la Prefectura de Manabí para brindar un fortalecimiento en todos los sentidos al patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, el sombrero de paja toquilla.
“Se busca que ya no se lo llame ‘Panama hat’, sino que se convierta en un ‘Montecristi hat’ o un ‘Manabí hat’”, dijo Karina Arteaga, quien se desempeñó como directora  zonal del INPC hasta este jueves.
Arteaga informó que el convenio no solo tiene que ver con el sostenimiento de la escuela de arte y oficio, sino también para revisar todas las etapas que conlleva tejer los sombreros, incluyendo la producción de la paja toquilla.
“La producción de la paja toquilla depende mucho del clima. La falta de agua en la zona se convierte en una debilidad persistente, por lo que se busca una solución, que podría ser un sistema de riego”, dijo Arteaga.

>cultivo. La toquilla  desde hace décadas se cultiva en algunas provincias de la costa ecuatoriana.
Sin embargo, las principales zonas de producción están ubicadas en la provincia de Manabí: en Pile, Montecristi, Jipijapa y San Lorenzo. También hay sembríos en las provincias de Esmeraldas y Guayas.
Esta planta tiene el aspecto de una palmera de mediano tamaño.
La paja toquilla necesita ser cultivada en suelos húmedos, señalan los artesanos que la usan para tejer los sombreros.
Los suelos secos no son aptos para el cultivo de esta planta, que puede ser sembrada en cualquier época del año, ya que no necesita de mucho cuidado. En aproximadamente cuatro a cinco meses desde la siembra suele estar lista para ser recolectada, tras haber alcanzado un desarrollo de por lo menos 1,5 metros.

>tejido. Simón Espinel es uno de los tejedores más representativos del sector Pile.
Él comenzó a tejer a los 14 años, imitando el trabajo de sus padres con la paja que ellos botaban, la paja mala, como la conocen.
Diez años después tomó una decisión que le cambiaría la vida: tejió durante cuatro meses un sombrero para un extranjero que le compraba sombreros a su padre. “Y le enseñé el sombrero. Y le gustó al señor. No me dijo nada, solamente me lo pagó. Me lo pagó en unos 400 o 500 dólares. Al siguiente año vino y me pidió que le tejiera otro. Y le gustó más que el primero. Y allí me dijo que trabajara solo para él. Me preguntó cuántos sombreros le podía entregar al año, y yo le dije que, ‘si Dios quiere’, unos seis”.

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
  • ¿Qué te pareció la noticia?
  • Buena
  • Regular
  • Mala

Más noticias