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Jaime Enrique Vélez
El verdadero poder del poder

Existen variadas acepciones de la palabra poder, por tal razón para desarrollar el presente artículo he elegido este significado:

Martes 29 Mayo 2007 | 21:56

“Dominio, imperio, facultad y jurisdicción de la que dispone el individuo para mandar o ejecutar, capacidad de imponer la propia voluntad sobre los otros”. El hombre a través de su evolución histórica está repleto de personajes buenos y malos que a su turno ejercieron el poder de una nación o un imperio, lo que demuestra a la saciedad que el ser humano es un guerreador por naturaleza, y desde su creación luchó a dentelladas por su manutención y supervivencia, logrando por medio de sus riñas grandes poderes que se manifestaban en invasiones de tribus y pueblos que después de la conquista se convertían en grandes imperios. Estos asentamientos tuvieron sus monarcas y caudillos unos más crueles que otros que hicieron del poder una forma de avasallar, torturar y asesinar a quien no era de su agrado o no comulgaba con sus ideales, entre los escasos emperadores que la historia relata como buenos se destacan: el romano Augusto, los españoles Fernando II de Aragón, Isabel I de Castilla, los franceses Luis IV y Luis XV, y uno que otro más. Entre los crueles y sanguinarios destacan, Nerón, Cayo Julio César Calígula, el romano Carlomagno llamado “Carlos el grande”, Federico I Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano, entre los zares rusos son tristemente célebres Iván III “El grande” Iván IV Vasilievich conocido como “El terrible” , y se rezagan muchísimos más, que la historia negra de la humanidad los mal recuerda. Donde el hombre plante sus pies hay vestigios de ese poder, en los círculos sociales y económicos existe un clan o un hombre que ejerce el poder para definir políticas o trazar lineamientos, en el ámbito político siempre ha existido un jefe o caudillo que ejecuta el poder, en el entorno clerical siempre este segmento social ha gozado de poder, y más aún en las células sindicales sus asociados gozan de poder aunque sea en desmedro de otros, y de esto no se escapan ni siquiera las nimiedades deportivas donde se forman grupos que a su manera ejecutan su mal llamado poder. Y así sucintamente llegamos a nuestros actuales días, en este país donde el barullo, el golpe bajo, el sensacionalismo es el pan nuestro de cada día, somos en realidad una nación repleta de subterfugios que no enfrentamos el día a día con la seriedad que ello amerita, y estas actitudes socavan con gran fuerza las endebles estructuras de nuestra sociedad, con el gravísimo riesgo de caer en el abismo, muchas veces por ocuparnos de opiniones laxas de varios casuistas “atiborrados” de honor moral y decencia, bullicio en el cual se encuentra lamentablemente inmerso el primer mandatario del país, lo que ha convertido al Ecuador en un tinglado donde diariamente se enfrentan en feroces combates para demostrar quien quiméricamente denota más poder, mientras el grueso de la población es presa del ludibrio, el hampa, la escasez de bienes básicos, el desempleo y como si aquello no bastara, tiene que diariamente observar el sainete de turno. A nuestros gobernantes, los gobernados les exigimos que se diga basta ya de tantas grescas verbales, queremos un país boyante de prosperidad y laboriosidad, que utilicen el verdadero poder del poder en actitudes positivas para el bienestar de todos.
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