Entre ellos se encuentran el guayacán sabanero, mirto, cascol, byrrun, los cuales son de crecimiento vertical y sus raíces no sobresalen del suelo.

Adriano Terán, de la Empresa de Parques, aseguró que dichos árboles crecen sin representar riesgo alguno para su entorno, porque sus raíces buscan la profundidad.

Esto no sucede con las especies introducidas como nim y olivo negro, cuyas raíces sobresalen de tal manera que terminan partiendo las calles, aceras y hasta las bases de las viviendas.

“El 90% de los árboles sembrados en Portoviejo no son recomendables y ameritan un cambio. En el municipio ya trabajamos en un proyecto para devolverle a la ciudad sus árboles autóctonos”, expresó el experto en arbolado urbano, vinculado al cabildo portovejense desde hace seis meses. 

Para Terán incluso se había trabajado mal en la poda de los árboles a los cuales los dejaban como paraguas, “y así no anidan los animales y peor aún se da la ventilación característica de las áreas verdes”, indicó.

En marcha. Jorge Vélez,  también de la Empresa Pública de Parques, informó que hasta el momento se han podado cerca de 400 árboles de un aproximado de 5 mil en todo el cantón. “En invierno crecen más rápido y ameritan una intervención correcta”, dijo.

Daniel Giler, vecino de la plazoleta 24 de Mayo, expresó que el corte de ramas permite que la iluminación sea más efectiva y así se aleje a las personas que se refugian de la oscuridas para cosas “malas”.