En su infancia toleró la pobreza con oficios como el de recoger café en los cultivos vecinos y ya todo un joven se fue para la meca de la música colombiana, Medellín, donde trabajó en el mercado de carnicero, pero él no nació para eso, lo suyo era la composición y el canto, en concurso de aficionados de las radios Visión y Sinfonía dio sus primeros pasos, los dueños de la disquera Fuentes le dieron la oportunidad de grabar las canciones ‘Los reyes magos’ y ‘Aguinaldo al escondido’. Era tan grande la calidad interpretativa y la chispa en sus composiciones, que Codisco, la otra disquera, lo lleva a grabar temas como: ‘El que lo dijo’, ‘El alumbrado’, ‘El disfraz del diablo’, ‘Tócame la bocina’, ‘El ajedrez’, ‘Kalamarí’, entre otros; y en el año 1972 fue nombrado por este empresa como su director artístico.

En sus cortos 37 años de vida terrenal, este ser iluminado en el mundo musical legó una larga estela para la posteridad. El desaparecido compositor del tema ‘El Preso’, Álvaro Velásquez, cuenta en su libro que Montoya lo ayudó mucho en la grabación de su célebre canción. Todos Los grupos y orquestas vivían pendientes de lo que Gildardo compusiera, hizo conocer a Nelson Henríquez con temas como ‘Amárrate la cinta’, ‘El guayabo’; a Los Hispanos con la ‘Lora Grosera’ y ‘La Suegra’; grande a Los Graduados con ‘La Pelea del siglo’, ‘El horóscopo’, ‘El culebrero, ‘La bolita’; inmenso al Combo de las Estrellas con canciones como la ‘Bonita Soledad’, ‘María Puñales’, ‘Alicia ya no vive aquí’, ‘Piel de luna’, ‘La Trompetica’, subrayando a la ya citada ‘Plegaria Vallenata’, de la que no alcanzó a disfrutar de su rotundo éxito, pero sí logró inmortalizarse. De este tema se han manifestado diversos comentarios, destacando de ellos las trágicas muertes de sus dos principales actores: Gildardo, su compositor; y Jairo Paternina, su cantor principal.

El fuerte de este prolífico cantautor colombiano fue la música parrandera, que en unión con Joaquín Bedoya (+) atiborraron los diciembres antioqueños con sus trovas picarescas y de doble sentido. Una tarde del 26 de noviembre de 1976, Gildardo se movilizaba en su moto Honda, por la calle 30 y la carrera 76, barrio “Belén”, de Medellín, cuando un auto manejado por una mujer atropelló y apagó la vida de este irrepetible hombre.