Inzaghi marcó los dos goles rossoneros: el primero a los 45 minutos, al desviar con el costado un tiro libre de Andrea Pirlo desde el borde del área, y el segundo a los 82, cuando quedó en un mano a mano con el portero Pepe Reina tras un pase filtrado de Kaká. Los Reds descontaron a los 89 con un cabezazo de Dirk Kuyt. El Milán se acerca a las nueve Copas del Real Madrid. Siempre fue un grande del fútbol europeo. Y lo sigue siendo. Conserva el glamour de los clubes que infunden respeto al adversario desde el túnel de los vestuarios. El Liverpool no tuvo su día. Puso más fútbol en general, pero se ahogó en el último cuarto de hora. Tal es así, que en el 2-0 de Inzaghi, el Liverpool se quedó roto. Rafa Benítez incluso cambió a Finnan, desgastado, por Arbeloa en los minutos finales. El Liverpool, como siempre puso corazón y acortó al final. El Milán disfrutó de su paciencia. No estuvo cómodo. Pero fue letal. Apareció en dos ocasiones, la primera con un golpe de fortuna y la segunda con un hábil pase de Kaká a Inzaghi, que no perdonó. Dribló a Reina y firmó el 2-0. El club italiano vengó la dolorosa derrota que sufrió a manos del Liverpool en la final del 2005, un partido legendario en el que los ingleses remontaron un 3-0 en contra para coronarse en definición de penales.