Actualizado hace: 938 días 10 horas 41 minutos
Melvyn O. Herrera C.
¡Enhorabuena!

Así es, enhorabuena por el hecho en sí pero no por la mala hora que estamos viviendo en muchos sentidos, siendo el más notable el monetario-político que se refleja en lo social. Me refiero al envío del Ejecutivo a la Asamblea con carácter de económico-urgente, del proyecto de Ley que dará luz verde a la asociación público-privada para que empresarios nacionales -quienes lo plantearon- y/o extranjeros, con capitales de esos orígenes, intervengan ejecutando obras que durante este régimen el Estado ha hecho a su iniciativa, cuenta y riesgo, como bien lo conocemos, lo que al disminuir el petrolero flujo monetario le impide al momento y quizás definitivamente continuar, porque en el futuro tal vez nunca más este extraíble tendrá los precios de la verdadera lotería de la que nos beneficiamos en casi todos los años de este Gobierno.

Lunes 12 Octubre 2015 | 00:00

Demostrando lógica e inteligencia, el Ejecutivo ha concebido esta Ley con ventajas tributarias y prediales, incluyendo la exoneración del impuesto a la salida de divisas, una de las causantes de las muy bajas inversiones privadas-extranjeras en este Gobierno. Una cola de interesados con más de 2 mil millones de dólares para inversiones se anunció desde antes de conocerse el proyecto de Ley, en el que añadieron, para Guayas, la ratificación de un impuesto que se dice está derogado, lo que levantó suspicacias en el sector, esperándose que en la Asamblea, donde la están tratando, se armonicen los criterios. 
Hasta aquí todo bien por los beneficios de esta nueva forma de hacer futuro con realizaciones que dinamizarán la actual decaída economía ecuatoriana; solo que, como nada es perfecto, en ámbitos gubernamentales se aprovecha esta inminente Ley para promover obras en el inexistente puerto de Posorja, Guayas, y para mejoramientos del de Puerto Bolívar, en El Oro, brillando por su ausencia algo para el Puerto Internacional de Aguas Profundas y de Transferencias ofrecido construir ampliando el actual Puerto de Manta; por lo que, aprovechando aún la efervescencia de unidad manabita de La Manga del Cura, los comprovincianos que son parte del Ejecutivo, como la ministra Cely y la gobernadora Dueñas, al igual que las autoridades que nosotros -el pueblo- elegimos para servir a los intereses de Manabí: asambleístas, prefecto y alcaldes, en especial el de Manta, todos deberíamos tomar cartas sobre este asunto del puerto y los otros tópicos de la nueva Ley que sin duda será aprobada en la Asamblea, para aprovecharla en la ejecución de todos los ofrecimientos del Estado, a fin de que Manabí sea lo que ellos nos han convencido, la “provincia del milenio”.  
 
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