Ese fue el papel de don Aníbal San Andrés Robledo, emérito montecristense que nació el 2 de mayo de 1859 y falleció el 8 de octubre de 1946, cumpliendo 87 años de edad; y el 8 de octubre del 2015 se cumplieron 69 años de su sensible deceso que se rememoraron. Su nombre  está ineludiblemente unido al de don Eloy Alfaro Delgado, orgullosamente montecristense, manabita y ecuatoriano, cuya vida luminosa y heroica lo coloca en el más alto pedestal de la Patria. Y de este paladín Aníbal San Andrés Robledo fue su secretario privado y asesor permanente en los trances más difíciles de la vida y obra del Cóndor Ecuatoriano. 

Don Aníbal San Andrés Robledo,  además,  fue maestro, verdadero educador e intelectual; periodista, historiador, funcionario público y conductor moral  de su Montecristi amado y de la provincia de Manabí de la que fue su Gobernador. Sus biógrafos más señeros que fueron sus discípulos, don Raymundo Aveiga Moreira, chonense; y el poeta montecristense don Juan S. Mendoza Palma, exponen con sus plumas la valía moral,  apostolado docente, conducta política  y sobre todo las ansias de convertir a cada joven, mujer o varón, que fueron sus alumnos, el amor al saber y el amor al servir,  siguiendo ejemplos que inculcaba y también protagonizaba. 

Por todo lo expresado, y ante el requerimiento popular altruista ciudadano, el Muy Ilustre Concejo Cantonal de Montecristi, presidido por el Ing. Ricardo Quijije, alcalde,  elaboró un prominente proyecto de mausoleo en el que reposarán por todos los años venideros los restos de este histórico benefactor moral, el que se presentó al público el 8 de octubre anterior en una concurrida concentración ciudadana que se cumplió en la histórica plazoleta Eloy Alfaro, corazón emblemático de Montecristi, como acto relevante de la celebración del aniversario 195 de la proclama independentista de 1820, que tuvo lugar a las faldas del emblemático, eterno y fulgurante cerro montecristense.