Este curioso vehículo lleva dentro el motor de un Nissan Patrol de 1985.

“Usted necesita la fuerza de un 4 x 4 aquí, imagínese seis vagones llenos de personas, son como tres toneladas”, explica mientras abre el capó para mostrar el gran motor de la nave.

EXPERTO. Sabe de lo que habla. De sus 65 años lleva 40 trabajando con los llamados “Gusanitos”, que al escucharlo tienen más de proeza mecánica que de entretenimiento de feria.

Wilson explica cómo funciona su tracción, el motor de seis cilindros, cómo se amarran los vagones, la cadena de emergencia en caso de un desprendimiento, el freno de aire como si fuera un volquete.

IDEA. Tenía poco más de 20 años cuando por un viaje a Miami, Estados Unidos, vio unos trencitos que paseaban a los niños. Empezó replicando eso en un parque de Portoviejo, pero luego decidió llevarlo a otro nivel: junto a un artesano guayaquileño especializado en fibra de vidrio dieron forma a los primeros “gusanitos”, los abuelos de los que conocemos actualmente.

“Me dijeron que estaba loco, nadie me creía que era buena idea”, comenta mientras en la feria de La Merced mira estacionados más de media docena de esos vehículos.

Con el tiempo se popularizó este vehículo recreativo y ya no solo fueron gusanos sino también dragones y otras formas las que se representaron. Se llenaron de luces y música alimentadas por un generador a combustible que llevan a bordo.

CONSEJO. Con más de media vida en el oficio,

Wilson ha desarrollado un ojo experto para saber cuándo un chofer es responsable para afrontar la complicada conducción de los gusanitos.

Él explica que es complejo manejar estos vehículos, ya que maniobrar con seis vagones es peligroso.

Por ello Wilson aconseja siempre ver que el conductor tenga prudencia, que conduzca con seguridad y que respete las señales de tránsito.