A Portoviejo hay que ponerle dólares, no sacarle. Y a una ciudad se le quita no solo arrebatándolos físicamente sino también por otras vías que a veces pasan desapercibidos totalmente.
Por ejemplo: si alguien o algunos, sean personas naturales o jurídicas, extrae dinero de la ciudad a través de lo que vende y ese dinero lo lleva a otra ciudad, aunque no parezca a primera vista, se está debilitando la economía local. Esto es lo que se llama INVERSIÓN DE UNA SOLA VÍA. Es decir, que el inversionista deja muy poco en la ciudad provocando un desbalance que afecta la riqueza local y con ello su futuro. Esto es lo que solían hacer los países ricos en los subdesarrollados. En estos tiempos, se trabaja en la INVERSIÓN DE DOBLE VÍA. Es decir, se pide inversión pero con reglas que promuevan, por ejemplo, la compra de la producción local, el empleo de X porcentaje de gente del medio, la transferencia de tecnología cuando lo amerite o las contribuciones especiales como es el caso de la inversión en petróleo o minas. Pero también, en este proceso, en algunas ciudades y países se dota de herramientas especiales a los productores locales para que compitan con los inversionistas foráneos con el solo propósito que el dinero que se genere tenga más oportunidad de reciclarse en la comunidad y contribuya a la formación de un círculo virtuoso: utilidades de la inversión se reinvierten localmente y lo que produce se vuelve a reinvertir también en la comunidad, y claro, cuando exista excedentes se va a otras áreas de negocios.