Actualizado hace: 937 días 17 horas 10 minutos
Walter O. Andrade Castro
Dólares para portoviejo

A Portoviejo hay que ponerle dólares, no sacarle. Y a una ciudad se le quita no solo arrebatándolos físicamente sino también por otras vías que a veces pasan desapercibidos totalmente.

Lunes 05 Octubre 2015 | 04:00

Por ejemplo: si alguien o algunos, sean personas naturales o jurídicas, extrae dinero de la ciudad a través de lo que vende y ese dinero lo lleva a otra ciudad, aunque no parezca a primera vista,  se está debilitando la economía local. Esto es lo que se llama INVERSIÓN DE UNA SOLA VÍA.  Es decir, que el inversionista deja muy poco en la ciudad provocando un desbalance que afecta la riqueza local y con ello su futuro.  Esto es lo que solían hacer los países ricos en los subdesarrollados. En estos tiempos, se trabaja en la INVERSIÓN DE DOBLE VÍA. Es decir, se pide inversión pero con reglas que promuevan, por ejemplo, la compra de la producción local, el empleo de X porcentaje de gente del medio, la transferencia de tecnología cuando lo amerite  o las contribuciones especiales como es el caso de la inversión en petróleo o minas.  Pero también, en este proceso, en algunas ciudades y países se dota de herramientas especiales a los productores locales para que compitan con los inversionistas foráneos con el solo propósito que el dinero que se genere tenga más oportunidad de reciclarse en la comunidad y contribuya a la formación de un círculo virtuoso: utilidades de la inversión se reinvierten localmente y lo que produce  se vuelve a reinvertir también en la comunidad, y claro, cuando exista excedentes se va a otras áreas de negocios.

En este sentido, la reconstrucción del mercado y sus áreas colindantes hace muy bien a la ciudad.  Por dos razones básicamente.  Primero porque los alimentos deben venderse en sobresalientes condiciones de higiene y segundo porque un mercado remodelado brinda la oportunidad a los empresarios que trabajan allí de competir con las cadenas de supermercados foráneos en mucho mejores condiciones. Es decir, que nuestra gente puede, en un ambiente pulcro, moderno y seguro, atraer a los clientes, al menos una parte, de los que usualmente concurren a los supermercados. El resultado que se puede pronosticar: que esos comerciantes, todo lo que ganan, lo reinvertirán  en la ciudad  y con ello se contribuirá a que la ciudad crezca que es, al fin y al cabo,  lo que quiere cualquier gobierno local sensato. Es que ahora no basta con tener la ciudad limpia, con agua, alcantarillado y luz.  Lo que se busca es que la economía de la ciudad se expanda, que exista empleo para el mayor número de personas y que nuestros productores de bienes y servicios, vendan. Así es como una ciudad crece. De otra manera sería como tener la casa limpia, en orden, pero sin dinero para dar de comer a la familia.
En esta línea entonces, todo lo que se haga para que los negocios de la ciudad se expandan o tomen nuevos y renovados bríos, es altamente plausible. El municipio, que tiene un departamento de atracción de inversiones en manos expertas, estoy seguro de que hará mucho bien a la ciudad.
 
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