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Artesanías
La alfarería sigue vigente

La alfarería es una actividad que perdura por años.

Domingo 27 Septiembre 2015 | 04:00

 En San Miguel de Porotos, parroquia rural de Azogues, por ejemplo, este es un trabajo exclusivo de las mujeres. 

Y aunque las nuevas generaciones emigran, especialmente a Estados Unidos, un grupo de hijas de las antiguas alfareras le apostó a esta actividad como alternativa económica.
En la segunda Feria de Alfarería San Miguel de Porotos, que se realizó el pasado  domingo, 16 mujeres del sector de Jatumpamba, que aún se dedican a esta actividad, presentaron piezas tradicionales e innovadoras. Unas de estas piezas participó solo del concurso y otras fueron vendidas al público.
María Cecilia Inga ganó el primer lugar por su cántaro para fermentar la chicha, bebida indígena tradicional. 
Las piezas concursantes fueron elaboradas completamente a mano.
Inga contó que para hacer esta pieza tuvo que moldearla y pulirla con los golpeadores o huactanas durante tres días y tres noches. Antes de mojar la arcilla para darle forma, ella, al igual que las otras ceramistas del lugar, llevan picos y palas en las espaldas y suben un cerro. 
Luego, cada una llena unos tres sacos de arcilla y uno de arena. Esto, para elaborar unas 100 piezas en una semana.
De ahí, cada artesana trabaja en un rincón de sus casas. Allí están los talleres que son de unos dos metros cuadrados.
“Una olla o vasija puede tardar en elaborarse entre día y medio y ocho días”, aseguró la ganadora del concurso, el acto más importante de la feria.
Inga pertenece a una de las nuevas generaciones. Tiene 50 años y heredó el oficio de su abuela y de su madre.
 
>alfareras.  Entre las expositoras también estuvo Rocío Patiño, de 27 años, quien aprendió de su mamá el arte de la alfarería.
Ella expuso ollas dobles con asas en el centro, así como vasijas pequeñas y alargadas, con cabezas de patos, de gansos y de gallinas. “Estos son objetos nuevos que creamos las nuevas generaciones”, dijo.
La joven contó que tras pulir las piezas, las alfareras esperan un día para que las cerámicas se sequen. Luego las llevan a los hornos de leña, donde la producción es quemada otro día más. Ahora, dijo, es difícil encontrar leña. Por eso viajan a los bosques para buscar ramas caídas de eucalipto. 
16 alfareras expusieron sus creaciones en San Miguel de Porotos.
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